«Muchísimas gracias, de corazón»

Cuando aterrizaron en Madrid, Celia debía mantener tres semanas más un tratamiento intravenoso y «gracias a que mi marido y yo trabajamos en un hospital pudimos ponérselo en casa y evitar que ingresara». No obstante, un día sufrió varias arritmias y tuvo que estar en el hospital Niño Jesús para observarla. Su mejoría fue rápida y la niña lleva más de una semana seguida en casa. Sus hermanos la cuidan mucho. A Celia ya no se le caen los juguetes de la mano, ya tiene fuerza para agarrarlos, se ríe, ya come por la boca... «Estamos muy felices... y eso es gracias a Dios y a todas las personas que nos han ayudado tanto económicamente como psicológicamente, que han sido muchas —reconoce Montse emocionada—. Desde a los médicos, la familia, mis hijos por aguantar nuestras ausencias mientras cuidamos a Celia en el hospital, los amigos, los vecinos, todas las personas anónimas, los españoles en Boston que nos acogieron en su casa y un larguísimo etcétera. A todos ellos me gustaría mirarles de uno en uno a los ojos para decirles gracias, gracias y gracias. Gracias de todo corazón».