cinco años del 1-0

Las urnas del referéndum ilegal de Cataluña llegaron en barco

Hasta su distribución se guardaron en domicilios, almacenes y hasta iglesias

Agentes de la Policía Nacional requisan urnas el 1-O jaime garcía

El 1-O era la fecha fetiche para el secesionismo, pero su preparación había comenzado muchos meses antes, incluso antes de que Carles Puigdemont anunciara el 9 de junio de 2017 la fecha y la pregunta. Uno de los principales retos era conseguir las ... urnas para votar. Jordi Sànchez, entonces presidente de la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC), se puso al frente de las operaciones.

Las Fuerzas de Seguridad tenían controladas todas las empresas españolas capaces de fabricar las urnas y fueron advertidas de que no podían trabajar para la Generalitat. Pero Sànchez puso en marcha un plan alternativo: comprarlas en China, en una operación que supuestamente no fue detectada ni por la Policía, ni por la Guardia Civil, ni por los Mossos d'Esquadra ni el CNI. En total, se adquirieron 10.000, que llegaron a finales de julio por barco al puerto de Marsella en contenedores. Se guardaban en 800 cajas con doce urnas cada una, según 'La Vanguardia'.

Desde el puerto francés, y en camión, el cargamento fue llevado a una nave de la localidad gala de Illa. Corría el 14 de agosto y ya solo quedaba la última fase del dispositivo: introducirlas en España. Se hizo en vehículos particulares, y luego se distribuyeron entre ciudadanos comprometidos con la causa y que las guardaron en sus domicilios, pequeños almacenes y hasta iglesias. En la madrugada del 1-O las entregaron en puntos de cita concertados horas antes –ni siquiera conocían a quién se la daban– y luego los receptores las llevaban hasta los colegios electorales.

Nadie se responsabilizó de aquel fracaso, aunque hay quien lo achaca, al menos en parte, a que los servicios de Información e Inteligencia en Cataluña estaban volcados en esas fechas en las investigaciones abiertas tras los atentados yihadistas del 17 de agosto y en prevenir nuevos ataques. «Esa era la prioridad en agosto de 2017, no las urnas», insisten varias fuentes.

Las interpretaciones sobre el monumental fracaso de la 'operación urnas' son diversas: los hay que apuestan por que se trató de una maniobra del Estado para que el referéndum se llegase a celebrar y tener así el material probatorio suficiente para condenar en los tribunales a los cabecillas del «procés»; una segunda opción, en cambio, apuesta porque el Estado supo dónde estaban las urnas pero descartó intervenirlas porque quiso apurar las negociaciones con la Generalitat para evitar el referéndum; y aún queda la tercera, que es la de la simple inoperancia.

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