La tercera crisis de Gobierno, la más negada, de una convulsa legislatura

La propuesta de Zapatero a Celestino Corbacho para que pase a reforzar la lista del PSC , encabezada por el debilitado presidente de la Generalitat, dispara ahora los nombres de candidatos al puesto «caliente» de un Gobierno en recesión económica. El ministro de Trabajo se expondrá como saco de boxeo para pasar el amargo trago de la huelga general, el 29-S, y después volverá a su Cataluña de adopción, de donde según la oposición «nunca debió salir». Se trata de la tercera remodelación que acometerá Zapatero en sólo dos años, a la espera de si en el nuevo puzzle entra la pieza de Trinidad Jiménez, ministra a la que no le salen las cuentas para dejar de serlo y pasar a liderar la candidatura socialista a las autonómicas en Madrid, el próximo mes de mayo. Si el próximo 3 de octubre resulta elegida en detrimento del actual secretario del PSM, Tomás Gómez, dará pie a que el cambio en el gabinete de Zapatero sea «amplio», comentan fuentes socialistas. Además, todavía queda por confirmar si el titular de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, encabezará la Alcaldía de Córdoba y deja esta cartera también sin dueño, hasta que el dirigente leonés disponga.

Echando la vista atrás y gracias a la hemeroteca, vemos que esta segunda legislatura ha sido especialmente convulsa para Zapatero a la hora de colocar a unos y bajar a otros en el equipo que se sienta los viernes en el Consejo de Ministros, por el que han pasado 34 caras desde que recaló en el Palacio de La Moncloa , en marzo de 2004. En febrero de 2009, la «caza» con el juez Baltasar Garzón provocó la salida de Mariano Fernández Bermejo y la entrada de Francisco Caamaño como ministro de Justicia. Apenas dos meses después, se produjo la incorporación de cinco nuevas caras : el presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves pasó a ser un vicepresidente nuevo, el tercero, con competencias de Política Territorial a su cargo, la «captura» de una cartera por José Blanco, ministro de Fomento, la cineasta Ángeles González-Sinde reemplazó a César Antonio Molina en Cultura, Trinidad Jiménez cogió el testigo de Sanidad a Bernat Soria y Ángel Gabilondo, el de Mercedes Cabrera. A ellas se unió el nombramiento de Elena Salgado, hasta entonces ministra de Administraciones Públicas, como vicepresidenta económica, con un Pedro Solbes hastiado de rivalizar en esta materia con el resto del Consejo de Ministros.

Corbacho abandona una cartera para probar suerte en el ruedo autonómico, lo que dio buenos resultados al que será ahora su «jefe» en el PSC, José Montilla, que puede presumir también, junto a la popular Esperanza Aguirre, de presidir una comunidad tras ser miembro de un Gobierno estatal. El camino con dirección contraria siguieron Manuel Chaves, que fue ministro de Trabajo con Felipe González, gobernó Andalucía durante 19 años y volvió al Gobierno en abril del año pasado. Ahora, la desaparición de su Vicepresidencia tercera , tan escasa de competencias y objeto de los dardos de todo el arco parlamentario, s e antoja cercana y su cambio a Trabajo figura ya en las quinielas .