El Senado eleva el tono contra la amnistía de Sánchez: «España ya no tolera más indignidad»

Los presidentes regionales presentes en la Comisión General de las Comunidades Autónomas se unen contra el olvido legal que quiere poner en marcha el PSOE

Aragonés: «La amnistía es el punto de partida de un destino: que Cataluña vote sobre su independencia»

Directo | La última hora del debate sobre la amnistía en el Senado

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en el Senado este jueves EP

No está acostumbrado el Senado a concentrar tanta atención, así que la presencia de Pere Aragonès en la Comisión General de las Comunidades Autónomas para debatir sobre la amnistía desbordó a la Cámara Alta. Pocas veces se ven tantos micrófonos en el pasillo que ... da acceso al Antiguo Salón de Sesiones, escenario solemne que abrió este jueves sus puertas para acoger un debate que no fue tal. Porque no hubo intercambio de opiniones ni de ideas, decidido el presidente de Cataluña a cumplir con la promesa de pronunciar su discurso y abandonar el Senado. A no escuchar el sentir del resto de presidentes, aunque sí lo hizo con los dirigentes de Bildu, con los que se reunió minutos antes de iniciarse la sesión.

Allí, ofreció un monólogo que ni siquiera alcanzó su límite de tiempo y en el que Aragonès reiteró las mismas ideas que viene expresando en el Parlament, situando a la amnistía como punto de partida de un camino que desemboque en la independencia. Nada nuevo más allá de que esta vez pronunció sus palabras en un marco oficial. En la Cámara de representación territorial y ante un buen número de presidentes autonómicos, a los que acusó de no querer escuchar «lo que piensa Cataluña». Reproches que fueron más allá, hablando de «anticatalanismo» y de opresión fiscal, lingüística y económica. Discurso íntegro en catalán que solo encontró los tímidos aplausos de sus acólitos y que fue atentamente seguido por el resto de dirigentes. Esa España autonómica que no se resigna a la amnistía y a las concesiones de Pedro Sánchez en detrimento del resto del país.

La rebelión la encabezó Alfonso Rueda, presidente de Galicia, el primero en intervenir tras Aragonès, según el orden reglamentario por antigüedad estatutaria. La réplica llegó en gallego y castellano. Alternancia de lenguas que el PP critica en el Congreso y de la que hizo bandera este jueves en el Senado, buscando exhibir pluralidad. Tratando de mostrar que es esa España diversa e instalada en el sistema de las autonomías la que se opone a una amnistía que crearía una desigualdad entre los españoles. Rueda criticó la ausencia de presidentes socialistas en el Senado -«algunos hablan mucho en otros lugares y desaprovechan esta oportunidad», dijo en un dardo que llevaba el nombre del manchego Page- y advirtió que «la aritmética parlamentaria nunca puede ser más importante que el sentido de Estado». Un no a la amnistía que fue repetido por todos los presidentes autonómicos reunidos en la Cámara Alta. En castellano, gallego y catalán. Mensaje plurilingüe, para que calara bien en los futuros socios de Gobierno de Pedro Sánchez.

«Nadie del Gobierno da la cara. Nadie exponiendo al Senado las razones de la mayor traición que cabe hacerle a un país: Pedro Sánchez prometió que no habría amnistía antes de las elecciones y promete hoy una amnistía para ganar siete votos», explicó Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid. Un no a la amnistía que se repitió hasta catorce veces en cada uno de los discursos de sus homólogos. Negativa aderezada con el toque autonómico de turno. Porque todos se postularon en contra del olvido legal a Puigdemont y sus aliados en el referéndum ilegal, pero cada cual lo hizo a su manera. Exhibiendo pluralidad con un mensaje unitario, resumido por Jorge Azcón, presidente de Aragón. «Lo que está planteando el señor Sánchez, lo que está negociando con los independentistas para seguir en Moncloa es ilegal, es inmoral y constituye un ataque directo al principio de igualdad entre los españoles y la unidad de la soberanía nacional», señaló. Con especial vehemencia se expresó Fernando López Miras, el presidente de la Región de Murcia, quien apuntó a la abrupta marcha de Aragonès como origen de los problemas. «El problema es que los que se creen dueños de Cataluña no escuchan a nadie. La ley de amnistía que prepara el señor Sánchez no sólo eliminará de un plumazo la igualdad y la solidaridad, sino que abrirá un nuevo tiempo de cesiones y concesiones», dijo.

Se repitieron las consignas sobre la ausencia de Sánchez, del Gobierno y de cualquier atisbo socialista. «Yo he venido a defender España. Una España con Cataluña. Una lástima que nadie del Gobierno haya venido a defender lo mismo», apuntó Juanma Moreno, presidente de Andalucía, que habló por todos sus paisanos al decir que «se sienten orgullosos de ser españoles, que aman Cataluña y la quieren dentro de España».

Junto a cada condena de la amnistía aparecía un relato que justificaba la igualdad y que denunciaba los problemas internos de cada territorio. Cada presidente quería posicionarse en contra de ese olvido legal y al mismo tiempo utilizar el Senado como altavoz ante la ausencia de miembros del Gobierno. Los trenes, el agua y la financiación centraron ese discurso crítico que demandaba soluciones en conjunto, nunca de manera bilateral como sí persigue estos días Cataluña. «Lo que está ocurriendo en oscuros despachos afecta a todos los españoles», señaló la balear Marga Prohens; «España atraviesa un momento crítico, pero es un gran país. No lo olvidemos nunca. Que no lo olviden esos pocos que quieren romperlo», apuntó María Guardiola, presidenta de Extremadura. Fue más allá el vicepresidente canario, Manuel Domínguez, que dejó una frase simbólica que explica lo que está pasando en España. «En Canarias no tenemos alta velocidad, pero si a Sánchez le hicieran falta nuestros votos, quizá se comprometiera a que hubiera AVE en Canarias», ironizó.

Se alargaron los discursos y los pasillos se llenaron de protagonistas anónimos. Senadores que hablaban de «mitin encubierto (y aburrido) del PP» y otros que lo hacían de la «espantada de Aragonès para no escuchar las verdades» que tenían que decirle. Menos ambiente del esperado, pues la algarabía provocada por Aragonès en el inicio del debate se disipó con su marcha de la Cámara Alta. Quedó su desplante, su discurso de ruptura y también el mensaje de unidad de la España autonómica, que no se resigna ante Sánchez y su negociación para alcanzar la investidura

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios