Sánchez opta por dos perfiles políticos en Industria y Sanidad para afrontar el fin de la legislatura

Sánchez recupera a Héctor Gómez y lo eleva al Consejo de Ministros después de haberlo sustituido como portavoz del grupo parlamentario socialista en julio de 2021 después de tan solo nueve meses en el cargo. Actualmente era el presidente de la Comisión Constitucional. Mientras que el nuevo ministro de Sanidad será Jose Manuel Miñones Conde, que en la actualidad es delegado de Gobierno en Galicia. Se trata de dos perfiles que no estaban en el radar las últimas semanas. Sánchez no ha optado por dar el timón a figuras que ya estuviesen en esos departamentos. Y opta por dos nuevos perfiles políticos pero de peso medio.

Ambos son dos perfiles muy de partido. Con Gómez el presidente salda esa deuda por una salida prematura de su puesto en el Congreso de los Diputados. La salida de Gómez se entendía como muy injusta en el PSOE, pero fue víctima del peor momento de la legislatura del PSOE, tras el batacazo andaluz, cuando se requerían perfiles más vistosos. La apuesta por Miñones mira también a Galicia de cara al futuro, una de las autonomías más débiles del PSOE. Pero que especialmente es una figura con experiencia política. «Dos excelentes servidores públicos, con una trayectoria intachable y un compromiso inquebrantable en la defensa del interés general», ha alabado Sánchez durante su comparecencia, quien también ha agradecido su labor a las dos ministras salientes.

Con Maroto se marcha una de las ministras que llevaban con Sánchez en el Consejo de Ministros desde junio de 2018. Ha estado casi cinco años al frente de una carrera muy relevante, pero que nunca ocupa la primera línea de exposición política. Por su parte, Carolina Darias lleva en el Gobierno desde enero de 2020 y en este tiempo ha ocupado los ministerios de Política Territorial y Sanidad. Un ministerio este último que sí le ha reportado notoriedad ya que lo asumió cuando el proceso de vacunación contra la Covid-19 acababa de arrancar.

Sánchez tenía de plazo hasta el 4 de abril, momento formal de la convocatoria electoral de los comicios municipales y autonómicos del próximo 28 de mayo. Y ha querido apurar hasta el final los plazos. Su intención de hacer un retoque estrictamente puntual le ha llevado a no hacer antes el cambio y aprovechar el foco gubernamental sobre sus candidatas.

Con su decisión Sánchez ha descartado dos cosas. En primer lugar no ha buscado un revulsivo en forma de sustitución de algunos ministros que han vivido un fuerte desgaste en los últimos meses, como es el caso del ministro de Interior Fernando Grande-Marlaska. Y tampoco ha querido aprovechar el trance para dar un golpe de autoridad expulsando a los ministros de Podemos del Ejecutivo.

Sánchez siempre ha orillado este escenario porque interpreta que una ruptura lanzaría un mensaje al electorado de izquierdas que sería mucho peor en términos de movilización que lo que supone el actual escenario de unidad de conveniencia con choques constantes, pero que no impiden a la coalición sacar a relucir reformas o medidas con las que pretenden mantener vivo el ánimo de su electorado.