Sánchez elige a Maroto como candidata contra Almeida pero la mantendrá una temporada en el Gobierno

Está previsto que la ministra anuncie su candidatura este lunes en Madrid en el marco de un acto en el que inaugurará unas jornadas sobre Turismo. Un acto en el que estará arropada por Nadia Calviño, María Jesús Montero, Pilar Alegría, Félix Bolaños, Isabel Rodríguez y Miquel Iceta.

Con esta decisión acometida hace semanas entre Pedro Sánchez y el líder del PSOE madrileño, Juan Lobato, el presidente del Gobierno tendrá que llevar a cabo una modificación en el Consejo de Ministros, del que Reyes Maroto forma parte desde junio de 2018. Eso sí, el relevo no tendría que ser inmediato. El presidente se encuentra toda la semana en Bali con motivo de la celebración del G20. Además, la remodelación podría ser más profunda si se confirma también la candidatura de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, para Las Palmas de Gran Canaria.

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La confirmación de su candidatura no pilla a nadie por sorpresa. En las últimas semanas se había consolidado su opción y ésta se hizo muy evidente cuando la semana pasada Lobato dijo que la apuesta para competir con Almeida la encarnaría una mujer. De hecho, en el PSOE madrileño existían muchos nervios porque consideraban que los plazos se estaban dilatando en exceso. Y generando con ello una expectativa muy elevada que la propia Maroto no iba a poder satisfacer.

Y es que la apuesta por la ministra de Industria no es ninguna sorpresa. Sin ser una figura histórica de partido, ella inauguró su etapa política como diputada en la Asamblea de Madrid en 2015, pero Sánchez sorprendió en junio de 2018 nombrándola ministra de Industria. Y desde entonces su nombre siempre ha estado en la recámara para volver a la política madrileña. Así fue en las elecciones de 2019. Y en el adelanto autonómico de 2021, aunque Pedro Sánchez rehusó la posibilidad de improvisar una candidatura alternativa y optaron por amortizar a Ángel Gabilondo. La Moncloa, que pilotó esa campaña, sí la lanzó como futura vicepresidenta económica en caso de lograr el poder autonómico.

Los socialistas presentarán por tanto a Maroto como rival de Almeida en la capital y a Juan Lobato como rival de Isabel Díaz Ayuso. Aunque la situación y la gestión de la sanidad en la Comunidad de Madrid está alimentando las esperanzas de la izquierda, en el PSOE siempre han visto la partida regional como una jugada a largo plazo. Remontar primero, ya que en 2021 cayó a la tercera posición por detrás de Más Madrid, y pensar en un proyecto a largo plazo para 2027.

Sin embargo, en el Ayuntamiento de Madrid en el PSOE ven las cosas mucho más abiertas. Allí la relación de fuerzas con Más Madrid es todavía peor para los socialistas. Se arrastra desde que Manuela Carmena fue candidata en 2015 y dejó a los socialistas en posición subsidiaria, pero en Ferraz y Moncloa llevan meses diciendo que el caso de Almeida no es como el de Ayuso. Estiman que su fragilidad electoral es mucho mayor y no ven imposible un cambio de mayorías.

De hecho, ese fue el pretexto por el cual desde principios de verano Sánchez y Lobato empezaron a cambiar el paso sobre el plan previsto. Y es que la apuesta para el Ayuntamiento de Madrid no distaba mucho del plan autonómico que pensaba más en el horizonte 2027 que en 2023. La apuesta para rivalizar con Almeida era Mercedes González, delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid y a quien se había puesto al frente de la nueva agrupación de Madrid ciudad.

Pero su candidatura no generaba un especial convencimiento en el partido. Con la salida de Adriana Lastra de la cúpula federal en el mes de julio se perdió uno de sus grandes apoyos internos. Si su nombre no generaba en el partido en Madrid un especial entusiasmo, cuando en septiembre se confirmó que ella no sería la apuesta la decisión no fue traumática. Hubo incluso alivio, pero dio de nuevo paso a la incertidumbre cuando entre Lobato y Ferraz se decidió solicitar ir al plazo extraordinario de noviembre para elegir el candidato y no hacerlo en el plazo ordinario de septiembre.

Esa decisión disparó la rumorología y las quinielas en las que Maroto estuvo desde el principio, pero acompañada de otros compañeros del Consejo de Ministros como Fernando Grande-Marlaska o Félix Bolaños. Además de Margarita Robles y Pilar Llop, siempre habituales en la partida madrileña.

Lobato quería a su lado como ticket electoral una figura que reportase más conocimiento entre los electores. «Que al menos la conozca un 40% de la gente», decía Lobato en conversaciones privadas hace días. La ministra de Industria tiene un índice de conocimiento ciudadano del 49,5% según el último CIS.

Por contra, los datos que disponían de Mercedes González ni llegaban a ese conocimiento ni además la valoración de quienes la reconocían era muy buena. Así, se optó por trasladar desde hace muchas semanas que la candidata ya estaba elegida. Aunque no se fuese a nombrar hasta más adelante porque Maroto tenía abiertos varios frentes en su Ministerio. La decisión de lanzar ya la idea de que la candidatura estaba elegida disparó los nervios en el partido pero lanzó un mensaje: que nadie se mueva. Se quería evitar unas primarias inciertas que involucrasen a la actual portavoz municipal, Mar Espinar, y a la concejala del consistorio, Enma López.

El retrato robot que Lobato dibujó sobre la candidata hace semanas apuntaba varias cosas. Sería un perfil reconocido por el partido y dejaría un puesto importante. Ahí ya indudablemente se pensó en el Consejo de Ministros. Pero había un elemento más: el candidato se quedaría en el Ayuntamiento tras las elecciones en caso de no ser alcalde. Y este no es un dato menor. Porque desde que Juan Barranco fue candidato en 1995, el PSOE no repite candidato en la capital. Muchos experimentos, paracaidistas gubernamentales y poco éxito. Maroto es eso pero algo más, porque su vínculo con el partido es algo mayor que opciones pasadas como Miguel Sebastián o desde luego Pepu Hernández. Así que salvo hecatombe el PSOE tiene ya candidata para el próximo 28 de mayo pero también para 2027.