Sánchez admite que el concierto catalán es un paso «incuestionable» en la «federalización» de España

Ahora Sánchez no solo le da carta de naturaleza, sino que asegura que se trata de un paso «incuestionable» hacia la «federalización de nuestro sistema autonómico», es decir, de España. El presidente ha vuelto a quitar hierro, por otra parte, a esa concesión de la independencia fiscal a Cataluña contenida en el pacto, aún pendiente de ratificar el próximo viernes por las bases de ERC. Y ha despreciado abiertamente las críticas de varios dirigentes territoriales del PSOE, encabezados por el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. «La noticia sería que diera una rueda de prensa apoyando al Gobierno de España», ha proclamado con sarcasmo sobre el líder de los socialistas castellanomanchegos.

Antes de los cinco turnos de preguntas concedidos -menos incluso que los que se permite semanalmente en la rueda de prensa de la portavoz del Ejecutivo, y algunos de ellos afeados por el propio presidente al considerar que se hacían preguntas «valorativas» por parte de los profesionales de la información- Sánchez se ha referido a la situación en Cataluña. Lo ha hecho presumiendo una vez más de haber llevado a esa comunidad a la senda de la «convivencia» tras el golpe secesionista de 2017, que ha definido como «la mayor crisis territorial de la democracia», y de la que ha vuelto a responsabilizar al Gobierno de Mariano Rajoy con más ahínco que a los partidos del independentismo.

«En estos últimos seis años hemos hecho mucho, hemos dado pasos decisivos, siempre dentro de nuestro marco constitucional. Pasos valientes para resolver esa tremenda crisis, para reconstruir puentes donde otros los destruyeron», ha solemnizado Sánchez, que como siempre ha realizado esta comparecencia de balance antes de las vacaciones de verano en el salón Barceló del complejo presidencial, con varios ministros en primera fila como Alegría o el titular de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños.

El presidente, en el contexto de Cataluña, ha repetido en varias ocasiones que «son buenos tiempos para los optimistas y malos tiempos para los agonías», ya que frente al vaticinio de que «España se va a romper», lo que hay, ha sentenciado, es un país «más próspero» y «más unido que cuando llegamos al Gobierno». Un argumento que ha tratado de reforzar enfatizando que «por primera vez en doce años no hay una mayoría independentista», en referencia a las elecciones autonómicas del pasado 12 de mayo que ganó el PSC, y que por primera vez en ese mismo periodo de tiempo «el diálogo y la negociación han vuelto a las instituciones, desplazando por fin el enfrentamiento y la ruptura».

«Hoy Cataluña y España están mejor que en el año 2017, y ya les garantizo que estarán aún mejor en el año 2028 con respecto al año 2024», ha precisado, dibujando en el horizonte una eventual legislatura completa de Salvador Illa al frente de la Generalitat.

Las preguntas sobre las críticas de Page y otros socialistas, como el líder del partido en Aragón y expresidente de esa comunidad, Javier Lambán, han sido eludidas permanentemente por Sánchez, salvo el sarcasmo citado sobre el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha. Sánchez las ha reconducido permanentemente a la oposición, que a su juicio está alarmando injustificadamente sobre el pacto con ERC. Para ello, ha citado tanto a José María Aznar y al acuerdo con CIU en los años noventa como a Alberto Núñez Feijóo y unas declaraciones de cuando era presidente de la Xunta de Galicia a favor «de un concierto para Cataluña». Sobre el primero ha dicho, con tono sarcástico, que «si Aznar transfiere el 30% del IRPF a Cataluña eso es un pacto de Estado, por la unidad de España… ahora, lo hacemos nosotros y se rompe España. Hombre, así juego yo también al juego de la política».

Según su diagnóstico, en España hay «un Gobierno que gobierna y una oposición que fabula». Algo que aplica también al «no caso», como se ha referido a la imputación por presunta corrupción de su mujer, Begoña Gómez. Especialmente molesto se ha mostrado por una pregunta sobre ello, que no ha contestado, evitando precisar por ejemplo si conocía las cartas de interés y apoyo al empresario Juan Carlos Barrabés, también imputado, que firmó su esposa. «Yo creo que ya he dado explicaciones suficientes en el Congreso», ha zanjado, aunque nunca ha aclarado en la Cámara Baja, ni en ningún otro sitio, si efectivamente tenía constancia de esa firma de Gómez en unas cartas para percibir fondos del Ministerio de Economía.

Además, el jefe del Ejecutivo ha defendido la querella por prevaricación contra el juez Juan Carlos Peinado, donde según ha expresado «la Abogacía del Estado lo que ha hecho es defender la dignidad de la institución de la Presidencia del Gobierno». Tampoco se ha pronunciado sobre el cese reciente de la directora del Instituto de la Mujer, Isabel García, por las actividades comerciales de su mujer que colisionaban con su cargo, ni sobre la idoneidad de que un exmiembro de la Ejecutiva del PSOE como José Félix Tezanos presida el Centro de Investigaciones Sociológicas, el CIS. Ni una palabra, en definitiva, sobre el plan de regeneración que anunció a raíz de su amago de dimisión en abril y que el Gobierno empezó a negociar hace unas semanas con los grupos parlamentarios.

Dentro de su balance general de la situación, en el que ha reiterado que la Economía española «va como un tiro», enfatizando tanto los datos de crecimiento del PIB como los de ocupación, Sánchez ha puesto en valor acuerdos con el Partido Popular (PP) como el alcanzado para reformar el artículo 49 de la Constitución, que sustituyó el término «disminuidos» para referirse a las personas con discapacidad, o el más reciente para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), si bien aquí, y admitiendo su «sarcasmo» ha reprochado al PP que durante cinco años haya incumplido con la obligación de renovar ese órgano.

En materia internacional, Sánchez se ha pronunciado de manera clara sobre la polémica por el resultado electoral del pasado domingo en Venezuela, reclamando que «es imperativa esa transparencia en el recuento, para poder reconocer los resultados hay que verificar las actas de todas las mesas», al tiempo que ha hecho un «llamamiento al civismo y a la calma de todos los venezolanos».