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Rubalcaba, el «número dos» se entrena de «uno»

Con Zapatero en eclipse, el «poliministro» ya campea en Moncloa y Ferraz: lo mismo presenta a los candidatos de Madrid y Valencia que pone cara al Gobierno en la crisis aérea... Es, en fin, el rostro de un «estado de alarma»

JAIME GARCÍA

GABRIEL SANZ

De día, de tarde, de noche... y hasta de madrugada. Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido la cara del Gobierno en esta crisis aérea y en la conversión de España al «estado de alarma». Su papel en el Ejecutivo estaba claro desde su ascenso ministerial (no hay más que echar un vistazo al pasado fin de semana), pero ya incluso empieza a ejercer funciones propias de líder del PSOE, en previsión de lo que ya es un diagnóstico compartido entre los altos dirigentes del partido: uno, que el presidente del Gobierno, fuertemente desgastado por la crisis, lastra las expectativas electorales. Y dos, que la sucesión hay que hacerla «sin ruido» para, según la tesis oficial en Ferraz, no dar bazas a Mariano Rajoy; eso significa sin primarias y por aclamación. En un Comité Federal, allá por octubre de 2011. De momento, fue Rubalcaba quien presentó en Madrid a los candidatos del PSM el domingo 28 de noviembre (cuando se fraguaba el colosal trastazo electoral de los socialistas en las urnas catalanas), y el 12 de diciembre hará lo propio con los del PSPV en Valencia, feudos del PP donde la figura de Rodríguez Zapatero produce más rechazo. Para este cometido de chambelán electoral no se ha elegido tampoco ni al presidente del partido, Manuel Chaves, ni a José Blanco, sustitutos habituales. Fue Rubalcaba.

Según diversas fuentes consultadas por ABC, solo dos escenarios podrían truncar su ascenso en la pirámide socialista: Que Zapatero se empeñe en optar a un tercer mandato —sigue diciendo que no ha tomado una decisión, pero todos lo interpretan como un retraso táctico—; o que España se vea obligada a pedir a la UE y al FMI un «rescate». En ese caso, como va a ocurrir en Irlanda, el adelanto electoral sería inevitable y a Zapatero no le quedaría más remedio que inmolarse políticamente. No obstante, la mayoría de los dirigentes socialistas creen que no habrá adelanto electoral, y que en 2012 «hay partido» frente a un Rajoy que el partido observa «mal valorado».

El jefe del Ejecutivo insiste en que su sucesión se hará mediante primarias —«está en los estatutos del partido, solo faltaría...», añadía en una entrevista el domingo 21 de noviembre—, pero los «barones» no parecen estar por la labor. Le han dejado claro que él será soberano en su decisión de quedarse, pero, una vez decida irse, el proceso de sucesión lo controlarán ellos. Ninguno admite abiertamente que vaya a impedir a un hipotético rival de Rubalcaba —solo Carme Chacón aparece en el horizonte— recabar avales de la militancia (necesitaría el 10% de toda España), aunque sí dan a entender que muchos trabajarán en la sombra para que el PSOE no se vea abocado a unas primarias.

Porque el vicepresidente primero es consciente de que genera odios y amores a partes iguales, dentro y fuera del partido. Tiene en contra lo que queda del «guerrismo» en Madrid y Extremadura, así como a una parte de la generación que aupó a Zapatero a la Secretaría General del PSOE en el XXXV Congreso Federal (2000).

También lo que pueda arrastrar Chacón en un PSC muy debilitado desde la debacle del 28-N. Por eso, él y Blanco llevan semanas «trabajándose» al secretario general del PSM, Tomás Gómez. Paradójicamente y tras haber derrotado en primarias a una Trinidad Jiménez apadrinada por ambos, Gómez parece ahora convencido de que Rubalcaba será sucesor y , en privado,tampoco ve necesario unas primarias. «Es gente seria, que genera seguridad y confianza en las instituciones», dijo el secretario general del PSM durante la sonada reconciliación que protagonizaron el 28 de noviembre.

El siguiente acto del mismo tenor será con Jorge Alarte y el candidato a la alcaldía de Valencia, Joan Calabuig, el 12 de diciembre en el Palacio de Congresos de la capital del Turia.

Blanco activa el «aparato»

De momento, Blanco va a reunir el próximo sábado 11 de diciembre a los coordinadores de los Comités electorales en cada federación para poner en marcha al «aparato». Zapatero, que asistió el 26 de septiembre en Zaragoza a la proclamación de Eva Almunia como candidata a la Presidencia del Gobierno de Aragón, iba a ir a Valencia, pero se ha autodescartado. Sí estará en la convención de cabezas de lista a las autonómicas, en Zaragoza 29 y 30 de enero, y en febrero en la convención de cabezas de lista municipales que se va a celebrar en Sevilla, una ciudad que los socialistas corren riesgo de perder con un candidato todavía poco conocido, Juan Espadas. Fuera de eso, reconoce a ABC un destacado secretario general, ninguna federación hará esfuerzos para llamarle después de la debacle del PSC en Cataluña. Lo dijo con micrófonos Barreda, y otros en privado. Llamativo, porque Felipe González ha tenido un papel mucho más activo en la campaña catalana, con poco éxito final, y lo va a tener en la del PSM en 2011, según fuentes cercanas a Gómez.

Y es que, cuando González decidió, en junio del 95, que no sería candidato en marzo del 96 —finalmente lo fue porque el sucesor, Javier Solana, fue nombrado secretario general de la OTAN—, el 54% de los españoles criticaba su gestión, según el «barómetro» del CIS de julio de aquel año. Hoy, es el 84 % de los españoles el que muestra «poca» o «ninguna» confianza en Zapatero, según el «barómetro» de octubre. Y un contundente 80% de los ciudadanos —67% entre los votantes socialistas— no quiere que vuelva a presentarse, según un estudio del sociólogo Julián Santamaría, militante del PSOE y uno de los tradicionales analistas del partido.

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