Casa REal
La prudencia exigida por Felipe VI se impone en la segunda visita de su padre
Juan Carlos I, su anfitrión, Pedro Campos, y el Real Club Náutico de Sanxenxo bajaron el perfil público en esta ocasión: la discreción fue la regla
Juan Carlos I en Galicia: casi tres horas en el mar y discreción en tierra
Don Juan Carlos eligió Sangenjo (Pontevedra) como puerto base para sus dos únicas visitas a España hasta la fecha desde que a principios de agosto de 2020 decidiera voluntariamente fijar su residencia en Abu Dabi (Emiratos Árabes). Sus últimos días antes de aquella marcha al extranjero ... también los había pasado en la localidad gallega. En las tres ocasiones, además, se hospedó en casa de su amigo Pedro Campos, presidente del Real Club Náutico de Sanxenxo, la entidad organizadora de las regatas a las que asiste el padre del Rey.
Pese a haber recalado por dos veces en Sangenjo a lo largo del último años -en mayo de 2022 y ahora esta pasada semana-, y a que en ambas ocasiones lo hizo para salir a navegar y encontrarse con amigos, son, sin embargo, notables las diferencias entre la primera y la segunda visita. Al contrario de su primer viaje a España en esta ocasión Juan Carlos I y sus anfitriones en la localidad gallega han mantenido estos cinco días -llegó el miércoles tras su paso por Londres- un perfil mucho más discreto.
De este modo, habría tomado en consideración las recomendaciones expresadas por su hijo, el Rey, en el encuentro de once horas que el año pasado mantuvieron en el Palacio de la Zarzuela, y en el cual, Felipe VI demandó prudencia a su padre en las futuras visitas que realizase.
«Siempre en el ámbito privado y con un tono discretísimo», tal y como manifiestan fuentes del entorno de Juan Carlos I, la segunda visita se ha perfilado siguiendo un patrón que será constante en futuras visitas -probablemente la próxima en junio-: no esconderse, sí, pero sin exhibirse. Discreción natural. He aquí algunas de las claves o diferencias entre ambas visitas.
1. Sin declaraciones
Una misma imagen se ha repetido una y otra vez en ambos viajes. Don Juan Carlos sentado en el asiento de copiloto del todoterreno conducido por Campos para recorrer los apenas dos kilómetros que separan el chalé de su amigo del puerto de Sangenjo. Siempre la misma escena: el padre del Rey saludando a la prensa y a sus simpatizantes levantando la mano y sin bajar la ventanilla.
En el viaje anterior, sin embargo, hubo una excepción de la que se hicieron eco hasta la saciedad las televisiones: en uno de esos desplazamientos diarios, el coche se detuvo ante la prensa en las inmediaciones del club náutico. Don Juan Carlos bajó la ventanilla y, a preguntas de los periodistas, respondió que de su inminente visita a La Zarzuela esperaba «muchos abrazos» y «ver a la familia».
En esta última escapada a Sangenjo no se ha producido ninguna escena similar a aquella. No se ha querido dar margen alguno a que se explote mediáticamente -sobre todo por los programas matutinos de televisión- la presencia de Juan Carlos I, ni que se convierta en 'carne' de sensacionalismo.
2. Zarzuela: sin comunicado ni encuentro
A diferencia del viaje del pasado año, que fue precedido por un comunicado del Palacio de la Zarzuela, en esta ocasión el perfil bajo de la Casa de S.M. el Rey también ha sido aún más evidente. La normalidad ha regido en la agenda Real con un acto el miércoles en el 450 aniversario de la Real Maestranza de la Caballería de Ronda, con meses planificado, donde el Rey estuvo en contacto cariñoso con los ciudadanos que allí se congregaron. Ese acto coincidía con la llegada de Don Juan Carlos al aeropuerto de Vigo. Además, a diferencia del pasado año, esta vez no ha habido encuentro alguno entre Felipe VI y Don Juan Carlos en Zarzuela.
3. Un amigo más discreto
Cuando Don Juan Carlos está en Sangenjo, su amigo Pedro Campos ejerce de anfitrión hasta el punto de que, prácticamente, se convierte en su sombra. Tanto el año pasado como en esta último visita, ha sido el presidente del club náutico quien le ha ido a buscar con su propio coche -a pie de pista- al aeropuerto. También ha sido él, como se ha dicho, el encargado de llevarlo cada día al puerto deportivo para las regatas y entrenamientos. Pese a ello, su papel de anfitrión ha sido mucho más discreto. El año pasado atendió uno tras otro a todos los medios de comunicación que se lo requerían. Un carrusel de entrevista en programas de televisión en directo, que esta vez no se ha repetido.
4. Una escala previa en Londres
Sin duda la discreción con la que Don Juan Carlos iba a asumir en esta segunda visita fue advertida ya en su escala previa en Londres, donde cenó con sus amigos la noche del lunes y asistió al partido del Real Madrid contra el Chelsea. Apenas unas fotografías del 'Daily Mail' y las imágenes del fútbol fue lo que se pudo publicar de su presencia londinense.
En ambas ocasiones, las imágenes o vídeos que se tomaron tuvieron toda la naturalidad posible. Esa escala, que no se produjo el año pasado en el que el viaje fue directo desde Abu Dabi a Vigo, ha ayudado también a aplacar el ansia mediática durante su estancia de cinco días en tierras gallegas.
5. Ni trofeos ni 'photocall' ni sala de prensa
El perfil bajo de esta segunda visita de Juan Carlos I a España no se ha limitado solo a la discreción mostrada por el padre del Rey, sino también por el Real Club Náutico de Sanxenxo como organizador de la Liga España de 6 Metros de Vela, una especialidad que se adapta a sus problemas de movilidad.
Antes
Después
El club, por ejemplo, descartó esta vez montar una sala de prensa en sus instalaciones que facilitase el trabajo de los periodistas. A diferencia de 2021, no ha habido tampoco 'photocall' para que Don Juan Carlos pudiese retratarse con los participantes en las regatas y con las autoridades locales. De hecho, el padre del Rey no ha llegado a pisar esta vez el club náutico, cuando el año pasado sí que había mantenido algún encuentro con sus socios en las instalaciones.
En esta ocasión, siempre en coche del puerto a casa y viceversa. Y ayer al final de la competición tampoco hubo ceremonia de entrega de premios, otro de los momentos de su estancia gallega de 2021 en la que había sido ampliamente retratado.
6. Sin visitas de familiares
En mayo de 2021, Campos fue también quien le acompañó a Pontevedra al partido de balonmano que su nieto Pablo Urdangarin jugaba contra el equipo local. Don Juan Carlos vio el encuentro sentado en la grada junto a Pedro Campos y a su sobrino Pedro de Borbón-Dos Sicilias. Pero no fue a su nieto al único familiar que Don Juan Carlos vio en aquella primera escapada a Sangenjo. Su hija mayor, la Infanta Elena, estuvo con él los primeros días en la casa de Campos. Esta vez no ha trascendido visita alguna de ninguno de los familiares de Juan Carlos I.
7. Menos fervor y curiosos
Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno y vecino de Sangenjo «por temporadas», reclamó este fin de semana «normalizar» las visitas del padre del Rey a España y, en particular, a la localidad gallega. Y por lo que se ha visto ahora, parece que el municipio se ha habituado a Don Juan Carlos tanto como el padre del Rey a Sangenjo. Menos simpatizantes y también menos curiosos se asomaron esta vez al puerto deportivo para ver a Don Juan Carlos. Se escuchó algún que otro 'viva El Rey', pero hubo menos efusividad.