El PP y el PSOE se arrojan la Constitución en su 45º aniversario
Armengol dice que el título octavo permite acercar la toma de decisiones al ciudadano e inquieta a la oposición
La presidenta del Congreso llama a acatar todos los preceptos de la Carta Magna en pleno bloqueo del CGPJ

La Constitución ha celebrado este miércoles su 45º aniversario con una fiesta de cumpleaños no exenta de controversia. La cita se ha convertido ya en una excusa para arrojarse a la cabeza las críticas que se escuchan cada semana en los pasillos del Congreso ... , pero en un ambiente más solemne. Sus señorías –casi todas– lucen sus mejores galas, el patio de la Cámara Baja se engalana con las banderas nacionales y autonómicas y los dirigentes de los principales partidos políticos desfilan para arremeter contra sus adversarios.
La Carta Magna, la homenajeada, no ejerce de pegamento para unir a los españoles en torno a un proyecto común, como sucedió en 1978, año de su aprobación, sino que es el pretexto para airear discrepancias. El PP ha cargado contra el Gobierno por impulsar en el Congreso la ley de amnistía a los encausados por el 'procés', a pesar de que hace no tanto, hasta las elecciones generales del 23 de julio, sostenía que esa medida de gracia no tenía cabida en la Constitución. El PSOE contraatacaba recordando a los populares que el artículo 122 de la ley fundamental establece que los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) deben renovarse cada cinco años. El lunes, los actuales integrantes del órgano de gobierno de los jueces cumplieron una década en sus puestos. El doble.
Los unos por los otros, la Constitución se ha convertido una vez más en un arma de doble filo, en el que queda ya marginado el debate sobre la reforma de la Carta Magna, con su artículo 49, el que habla de «disminuido» para referirse a las personas con discapacidad, como el principal señalado. Ni la unanimidad sobre que es un término desfasado, un epíteto, ha permitido hasta ahora una modificación constitucional que se limite exclusivamente a desterrar esa palabra del texto.
El día arrancaba con una novedad, porque el izado de bandera se ha hecho por primera vez frente al Senado, en vez de en la carrera de San Jerónimo. Todo lo demás, como acostumbra, ha transcurrido en el Congreso. El patio de la Cámara Baja ha sido testigo de la llegada de presidentes autonómicos, diputados e invitados como el secretario general de Ciudadanos, el eurodiputado Adrián Vázquez, de los más madrugadores. Un pie de micro instalado ahí, pese al frío de la mañana preinvernal, servía de escaparate para una protocolaria felicitación que daba paso al ataque.
Sánchez, Feijóo y el plantón
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aprovechado para instar al PP a renovar el CGPJ. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, le ha respondido que no se puede celebrar la Constitución para el próximo martes comenzar la tramitación de la ley de amnistía –ese día se debate su toma en consideración en el pleno del Congreso–. Y la portavoz de Vox, Pepa Millán, ha pasado por allí para decir lo que ya se sabía: que su partido no iba a compartir ceremonia alguna con quienes «pisotean» la Carta Magna «un día sí y otro también».
Vox ha marchado a la sede nacional del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz, y los socios de Sánchez nacionalistas e independentistas ni se han dejado ver. El resto de autoridades han pasado a la suerte de besamanos que ha protagonizado la presidenta del Congreso, Francina Armengol, antes de su discurso. Previamente, ha habido lecturas de artículos de la Constitución de miembros de la sociedad civil y una breve actuación musical para poner una nota de color.
Armengol, que llegaba a la cita cuestionada por su discurso en la apertura solemne de las Cortes, en el que aplaudió ante el Rey los pactos de Sánchez para su investidura, ha vuelto a generar dudas entre la oposición, aunque esta vez el PP sí ha aplaudido sus palabras, que han reivindicado la Carta Magna como el único «salvoconducto» frente a «cualquier planteamiento de uniformidad». Ante una legislatura en la que los aliados de PSOE y Sumar reclaman «encaje» para las «naciones» de Cataluña, Galicia y País Vasco, Armengol ha celebrado la ley de leyes como «garante de la riqueza de un Estado diverso y plural».
La tercera autoridad del Estado aboga por reformar el Senado y suprimir el término «disminuido» en la ley fundamental
La presidenta del Congreso ha apelado a las «madres» de la Constitución, las veintisiete mujeres olvidadas que abrieron el camino a otras en aquellas Cortes Constituyentes, ante el padre de la Carta Magna allí presente, Miquel Roca, a quien también ha elogiado. El otro que queda vivo, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, se ha ausentado por enfermedad. Armengol también ha instado a «acatar» todos los preceptos de la ley fundamental, en pleno bloqueo del CGPJ, aunque sin citarlo; y se ha atrevido a abogar por una reforma constitucional no solo del ya citado artículo 49 sino de una para que el Senado funcione por fin como una «verdadera cámara de representación territorial».
Una frase controvertida
Casi al final de su discurso, y después de ganarse el aplauso por su recuerdo de las 55 mujeres asesinadas en lo que va de año por violencia machista, ha sido donde Armengol casi tropieza. «Quiero recordar que el título octavo de nuestra Constitución alumbra la cuestión territorial», ha dicho, y ha añadido que la Carta Magna «deja abierto el camino para avanzar en el proceso de acercar a los ciudadanos la toma de decisiones». Algunos medios han interpretado esa última frase como una apertura a reconocer el derecho de autodeterminación exigido por los independentistas. Cabe recordar que en el acuerdo entre el PSOE y Junts, los socialistas asumieron que los separatistas introduzcan el referéndum en una negociación con mediador internacional.
Fuentes del PP, pese a haber aplaudido el discurso de Armengol, han criticado después a la presidenta por haber pronunciado un alegato «hecho en Ferraz» y, respecto a ese último punto, han reclamado «explicaciones urgentes». Desde el entorno de la presidenta han salido rápido al paso y han aseverado que se refería a la descentralización del Estado y el traspaso de competencias a las comunidades autónomas. «Acercar, por tanto, a los ciudadanos la toma de decisiones quiere decir que el Gobierno autonómico está más cerca del ciudadano», han zanjado.
Terminada la intervención de la presidenta, el Salón de Pasos Perdidos se ha convertido en un baile de corrillos de políticos y periodistas, entre canapé y canapé. Un ambiente festivo en el que han seguido volando los puñales multilaterales. Para no fallar a la tradición.
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