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El PSE cede y acuerda con el PNV acercar y reinsertar a los presos etarras

Ambos partidos defienden una nueva política penitenciaria en pos de la «normalización de la convivencia»

Iñigo Urkullu (i) e Idoia Mendia EFE

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Iñigo Urkullu recibió ayer el beneplácito del Parlamento para ser investido lendakari. Al nacionalista le bastó el apoyo de los dirigentes de su grupo (31) y el de sus socios del PSE (10) para mantenerse en el cargo una legislatura más, su tercera al frente del Ejecutivo. Por delante quedan ahora cuatro años inciertos y especialmente «duros» , reconoció el presidente, que, aunque dispone de mayoría absoluta en la Cámara de Vitoria, tendió la mano a la oposición para alcanzar consensos en el proceso de «reconstrucción» económica y social del País Vasco tras la pandemia del coronavirus: «Estoy convencido de que Euskadi se va a levantar», aseveró.

Pero ni el PNV ni el propio Urkullu han dejado aparcada su agenda nacionalista por la crisis sanitaria. El autogobierno constituye el pilar que sustentará al nuevo Gobierno vasco, que pretende afrontar los «retos» de la pandemia mirando «hacia adentro» y manteniendo su idea de «bilateralidad» con el Ejecutivo central. En el horizonte se halla la actualización del «estatus» vasco, proceso que el gabinete de Urkullu delega a los partidos del Parlamento; y la negociación de las transferencias pendientes.

Una de ellas es la de la gestión de las Prisiones . Así quedó recogido en el acuerdo de gobernabilidad suscrito por PNV y PSE, un documento de 91 páginas que ambos partidos mantuvieron oculto hasta ayer y en el que defienden una nueva política penitenciaria en pos de la «normalización de la convivencia». Con el aval del Partido Socialista, Urkullu promoverá un modelo que favorezca el acercamiento de los presos de ETA a cárceles «cercanas a su entorno familiar», así como su «reinserción». «Este compromiso se canalizará a través del dialogo y la colaboración con el Gobierno español», reza el texto.

El lendakari no hizo mención alguna al tema penitenciario. Por el contrario, centró su discurso en el ámbito económico, sanitario y social . «En unos días comenzaremos a plantear las políticas del futuro de Euskadi conscientes de que es tiempo de dialogar, negociar y acordar», apuntó.

Los grupos de la oposición en el Parlamento reaccionaron con frialdad al discurso de Iñigo Urkullu, al que acusaron de echar mano de «viejas recetas» y de eludir hacer «autocrítica» de los errores de su Gobierno. En definitiva, «más de lo mismo». Su «obsesión», dijo el popular Carmelo Barrio, es la del autogobierno, algo con lo que bajo su punto de vista ha tenido que «tragar» el PSE. En la misma línea, desde Elkarrekin Podemos, Miren Gorrotxategi acusó al Ejecutivo de caer en la «autocomplacencia» y en el más «absoluto continuismo».

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