Rocío Monasterio, muy crítica con las «incoherencias» de Ayuso, le pide «ser valiente para decir 'no' a la izquierda»

Monasterio ha prometido a Díaz Ayuso «la confianza, cordialidad y respeto que reciba por parte del Gobierno de la Comunidad». Ha reconocido la posición en que le han dejado las urnas el 28M: «No tenemos la fuerza para seguir condicionando el gobierno».

No obstante, se apuntó la autoría de muchas de las propuestas presentadas ayer por Díaz Ayuso: las relativas a familia, a la protección del no nacido, o las rebajas fiscales, entre otras. «Es emocionante que diga que traerá una Ley de Familia de la Comunidad», ha apuntado Monasterio.

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Eso sí, a renglón seguido ha ido desgranando lo que considera «incoherencias» de la presidencia en su políticas, como «llamarse liberal pero dar prioridad a empresas que contratan a determinados colectivos», o la petición de rebaja en la plusvalía, «que parece una ocurrencia de última hora, cuando lo han estado proponiendo los concejales de Vox y el PP sistemáticamente votaba en contra».

Le ha puesto también deberes a la presidenta: como derogar el impuesto de Sucesiones porque «es confiscatorio», o las leyes de violencia de género o la LGTBI de la región, «porque no defienden la protección de inocencia». O acabar con la Ley de Bienestar Animal de la Comunidad, «anterior a la de Belarra».

Por último, ha propuesto a Díaz Ayuso que traiga los presupuestos de 2023 «en julio y agosto, trabajemos como el resto de españoles». Monasterio ha agradecido también a la presidenta regional que «no se haya unido a la banda de dirigentes del PP que van demonizando a Vox».

En su réplica, Díaz Ayuso no se ha contenido: primero, ha defendido su programa, el que defendió en su intervención de ayer y el que ha defendido «desde 2019», del que reclamó su autoría. Su principal crítica se ha referido al papel que está haciendo Vox, que en su opinión se ha convertido en «el gran colchón para Pedro Sánchez, para despistarnos y hablar de disparates y no de Tito Berni».

En su respuesta ha aprovechado además la presidenta para anunciar que, en su línea de austeridad, va a reducir el número de viceconsejerías y direcciones generales. Y no ha querido cerrar sin ofrecerles buscar «espacios para dialogar y entendernos».