Trinidad Jiménez anuncia su candidatura a las primarias del PSOE en Madrid
La ministra de Sanidad hace pública su intención de competir en primarias con el secretario general del PSM por ser la candidata socialista a la Comunidad de Madrid
GUILLERMO D. OLMO
Ya es oficial. A la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez , se le acabaron las vacaciones y a su retorno ha anunciado que competirá con Tomás Gómez por ser la candidata socialista a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Jiménez cumple ... así con los designios del presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero , convencido de que las posibilidades electorales de su partido en un feudo como Madrid, esquivo desde hace ya mucho, mejoran sustancialmente con ella como cabeza de cartel.
Jiménez ha anunciado su candidatura a las primarias a las puertas de su Ministerio en Madrid, y lo ha hecho empleando el tono conciliador que la dirección federal de su partido ha elegido para enfrentar una polémica potencialmente corrosiva para los intereses socialistas. Jiménez ha recalcado que mantiene «una extraordinaria relación» con el que será su oponente en las primarias, el secretario general del PSM, Tomás Gómez. También ha querido curarse en salud ante un eventual fracaso que dejaría en muy mal lugar a los responsables del PSOE a nivel estatal y ha asegurado que Gómez «lo tiene más fácil que yo en este proceso».
Con la celebración de las primarias, que previsiblemente tendrán lugar a comienzos del mes de octubre, se ventilará el pulso entre la Ejecutiva Federal del PSOE y la dirección regional del PSM, toda vez que los reiterados intentos de los prebostes del partido, Chaves y Zapatero incluidos, por hacer a Gómez desistir de una candidatura en la que no creen, han fracasado. Gómez, aferrado al mayoritario apoyo del que goza entre los socialistas madrileños, se ha mantenido en sus trece y se ha negado a abandonar la carrera electoral hacia la Comunidad de Madrid, carrera para la que todas las encuestas le vaticinan un estrepitoso fracaso.
Malestar en el socialismo madrileño
La falta de confianza de la cúpula socialista a nivel nacional ha terminado por abrir la caja de los truenos en la rama madrileña del Partido Socialista, tradicionalmente una de las más conflictivas. En la región, no han tardado en alzarse las voces críticas con las maniobras de Ferraz e históricos del socialismo regional como Matilde Fernández o Gregorio Peces-Barba , han denunciado como «antidemocrática» la presión para hacer claudicar a Gómez. Los primeros síntomas del divorcio de Gómez, hace no tanto tiempo la gran esperanza blanca del socialismo en la región, con la dirección federal del PSOE comenzaron a hacerse visibles ya en el mes de abril, cuando uno de los hombres fuertes de Ferraz, el ministro de Fomento, José Blanco , evitó mencionar al líder madrileño en un acto conjunto en Fuenlabrada. A partir de ese momento, no hicieron sino acrecentarse los intentos siempre en la sombra por apartar a Gómez. Lejos quedaban los tiempos en los que este contaba con los parabienes de Zapatero y su «staff» avalado por el prestigio de ser el alcalde más votado de España. Después del desplante de Blanco, Gómez, viendo la que se le venía encima, reiteró cuantas veces pudo su intención de ser el rival de Aguirre en los comicios autonómicos que tendrán lugar en mayo de 2011 y comenzó a activar las lealtades con las que cuenta en una formación, el PSM, escaldada ya por los pobres resultados que en ocasiones recientes han cosechado los candidatos que le han venido impuestos desde Ferraz.
Presiones
Ya en el mes de julio, trascendió que el presidente del PSOE, Manuel Chaves, a la sazón vicepresidente del Gobierno, había mantenido una reunión con Gómez para hacerle ver, encuestas en mano, que la suya no era la mejor elección para tratar de romper la mayoría absoluta del Partido Popular en Madrid. Gómez no transigió y tardó pocos días en comparecer públicamente para comprometer su palabra. «Seré el candidato», aseguró.
Con las cartas de unos y otros ya sobre la mesa, desde la Ejecutiva Federal redoblaron los esfuerzos por neutralizar al ex alcalde de Parla, hasta que apareció en escena el líder supremo, Zapatero , que dejó claras sus preferencias en la inauguración de un centro deportivo en León: «Tengo una buena valoración de Gómez y buenísima de Trinidad Jiménez».
Antes de toda esta polémica, Gómez era un gran desconocido, una figura política de escasa relevancia
Así las cosas, y tras algún intento anterior malogrado por la presión de la prensa, Zapatero y Gómez se vieron las caras en Moncloa el pasado sábado. El presidente intentó hacer valer su ascendiente y la autoridad de la que goza en el partido. También esgrimió los sondeos que presentan al dirigente regional como uno de los peor valorados por el electorado madrileño. No hubo manera. Tomás no está dispuesto a que después de tres años en la ingrata labor de opositor no le dejen probar fortuna en las urnas y así se lo hizo ver a Zapatero. No piensa rendirse. El pulso sigue en el aire y finalmente habrá primarias en Madrid.
La paradoja estriba en que antes de toda esta polémica, Gómez era un gran desconocido, una figura política de escasa relevancia surgida de la jaula de grillos en la que lleva años convertido el socialismo madrileño. Ahora esos grillos pueden darle un aire con el que no contaba. Con el intento de derribarle, desde Ferraz le han hecho la campaña. Ahora el público le conoce y sabe que de imponerse en las primarias, una hipótesis nada descabellada, habrá doblado el brazo de Zapatero nada menos. Enfrentará su postura de rebelde empecinado con la de solicita bien mandada siempre dispuesta para los encargos del jefe que exhibe «Trini». Conociendo la afición al conflicto del socialismo madrileño, ¿quién se atreve a descartar al rebelde Gómez?
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