El fin de la huelga de médicos en la Atención Primaria en Madrid desactiva la sanidad como arma electoral

El acuerdo al que han llegado el sindicato Amyts y la Consejería de Sanidad incluye mejoras salariales y de organización del servicio, limitar el número máximo de pacientes por día y médico, establecer complementos para quienes se ocupen del exceso de demanda y de los turnos de tarde, y otras mejoras relacionadas con reducir la carga burocrática del trabajo médico.

La huelga indefinida de médicos de Atención Primaria comenzó el 21 de noviembre, en un ambiente ya caldeado previamente por un largo paro de los sanitarios que se ocupan de las urgencias extrahospitalarias, y por una manifestación multitudinaria que llenó las calles de Madrid el 11 de noviembre. Desde su inicio hasta ayer, se ha mantenido ininterrumpidamente, salvo el parón navideño que se hizo desde el 22 de diciembre al 11 de enero.

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A medida que avanzaba en el tiempo, se iba agriando el clima en las reuniones negociadoras: una terminó en encierro de los miembros del comité de huelga –suspendido a las 36 horas–, y se produjeron acusaciones cruzadas por la ausencia del consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, y por parte de la Consejería, por los cambios constantes en las peticiones que achacaban al sindicato.

Lo cierto es que mientras el movimiento de protesta en la Atención Primaria se iba extendiendo por distintas comunidades autónomas, los acuerdos iban alcanzándose mientras Madrid continuaba la huelga. El punto álgido se produjo tras filtrarse el audio de una representante de los huelguistas que hablaba de mantener la protesta hasta las elecciones, lo que llevó a los miembros del Gobierno regional a denunciar que se trataba de una huelga política.

El Colegio Oficial de Médicos intentó mediar en el conflicto pero los ánimos estaban tan caldeados que se produjeron enfrentamientos y denuncias en el seno del propio órgano colegial.

Mientras, los partidos políticos de oposición cargaban contra Díaz Ayuso por los problemas existentes en la sanidad pública, y más concretamente en la Atención Primaria: falta de médicos y casi un millón de personas sin facultativo asignado –eran atendidos por el que tuviera hueco–. Desde Más Madrid, su portavoz y cabeza de lista para las elecciones autonómicas, Mónica García, médico de profesión, centró el grueso de sus ataques al Gobierno de Ayuso en este campo, denunciando continuamente las carencias del sistema y acuñando el eslogan «Sanidad o Ayuso». En declaraciones a ABC, señaló que el 28-M «va a haber un plebiscito entre sanidad o Ayuso».

Una segunda macromanifestación, también muy secundada, llenó de nuevo las calles de Madrid el 12 de febrero con críticas a la presidenta y sus políticas sanitarias. Mientras, en el Gobierno madrileño se desesperaban viendo cómo sus ofertas eran rechazadas reunión tras reunión por el comité de huelgas, que las consideraba insuficientes, al tiempo que en el resto de comunidades se iban cerrando acuerdos.

La última ronda negociadora –además de la de esta tarde, para perfilar el acuerdo– finalizó el miércoles con un preacuerdo verbal. Los médicos fueron citados por la noche por su sindicato a un encuentro telemático para debatir el pacto, en el que participaron unos 800 facultativos –de los 5.000 que hay en Atención Primaria– y que acabó cerca de la una de la madrugada. Aceptaron las condiciones.

La materialización del acuerdo en papel llevó casi cuatro horas de reunión, y con ella se cerraba uno de los conflictos más largos de la historia de la sanidad pública madrileña. Los sindicatos han conseguido mejoras para los médicos y pediatras, como una subida de 450 euros mensuales para todo, y de otros 500 para quienes hagan turno de tarde fijo –300 si son sólo dos o tres tardes a la semana–, además de fijar máximos de pacientes por facultativo y día: 34 para médicos de familia y 24 para pediatras. Otras mejoras están relacionadas con la reducción de la burocracia. Habrá comisión de seguimiento para comprobar que se cumple todo.

La presidenta Isabel Díaz Ayuso se congratuló por la 'paz sanitaria' y aseguró que las mejoras se producirían «con o sin huelga». La líder sindical, Ángela Hernández, valoró que podía «empezar a marcar un giro en el declive de la Atención Primaria», aunque advirtió: «No es el final del conflicto ni la panacea».