El Orgullo marcha frente al odio en Madrid: «No es normal que solo podamos salir tranquilos hoy»
fiestas del mado 2022
La manifestación estatal regresó como siempre, dos años después, con 40 carrozas y la defensa de la Ley Trans entre sus reivindicaciones
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Iniciar sesiónRoberto Carlos Molina vivió un sueño. En la cima de una de las 40 carrozas que desfilaron este viernes por medio Madrid, los pectorales solo cubiertos con la banda ganadora del concurso Mr Gay España, celebró el Orgullo como nunca lo había hecho. « ... Esto es morir y volver a nacer», sentencia, mientras la carroza enfila el paseo del Prado rodeada por la muchedumbre. El asfalto estaba caliente; la capital, también. El arcoíris se adueñó de la ciudad en el colofón de las fiestas que arrancaron la semana pasada en Chueca, la manifestación estatal que regresó, dos años después del parón pandémico, como siempre.
«El Orgullo significa para mí poder vivir con felicidad lo que he sentido yo en mi casa llorando innecesariamente por mi condición sexual, es como volver a creer que las cosas pueden ir bien y sacar toda la alegría que he tenido tapada tanto tiempo», explica Cantos, de 26 años, jurista y murciano. A su alrededor, el resto de participantes del certamen festejaba sobre el techo de la carroza de Mr Gay. A sus pies, los manifestantes vitoreaban; de todas las edades, todas las razas y todos los géneros. Es la fiesta de la diversidad. También de los 'outfits' más atrevidos.
El termómetro marcó 37ºC. Calzoncillos ajustados, mallas, carne al aire, maquillajes de fantasía, trajes extravagantes, brillos y más brillos, banderas arcoíris como única prenda, alas a la espalda, cabelleras multicolores. Bajo la cacofonía de la muchedumbre, entre 600.000 y 700.000 personas, según las estimaciones de la Delegación del Gobierno, retumbaban los golpes de los grupos de percusión que animaban el ambiente. En primera línea, dos pancartas encabezaban la marcha organizada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) y COGAM, el colectivo LGTBI+ de Madrid. El lema de este año, «Frente al odio: visibilidad, orgullo y resiliencia», y la reclamación de un «Pacto Social y de Estado contra los discursos de odio».
El camino por recorrer
Las carrozas desfilaron un año después del linchamiento mortal a Samuel Luiz, asesinado en La Coruña por una turba de jóvenes (algunos menores) que inició el ataque al grito de «maricón». El camino que aún queda por recorrer y la resistencia en «un momento de aumento de los discursos de odio», en palabras de los organizadores, fue la llama de la manifestación. David, un joven de 26 años, lentillas esmeralda y piel aceitunada cubierta de purpurina, se atrevió ayer a proclamar su Orgullo. «Es la primera vez que salgo a la calle porque pienso que hoy en día no hemos avanzado mucho, hay mucho odio, cosas negativas, tabúes», afirmaba.
Diana es lesbiana y, con apenas 17 años, tiene claro que hay que seguir luchando: «Cuando salí del armario me aceptaron perfectamente, así que en realidad lucho por la gente que no la aceptan en su entorno simplemente por amar, me da mucha rabia», reconocía en su 'bautismo' del Orgullo, con los párpados de colores para la ocasión. «Y todavía me da mucho miedo decir: «Me gustan las chicas», y que me digan: «¡Ah, eres una bollera!»», confesaba.
La adolescencia de Leandro Andrés, en un pueblo de La Rioja, fue tumultuosa por ser homosexual. Este viernes, antes de subirse a la carroza de Mr Gay, lloró. «No me lo creo, no me creo que esto sea por nosotros», celebraba este joven de origen venezolano, de 30 años y operario en una fábrica, otro de los finalistas del certamen que nació en 2008 y ha superado tres años en blanco. «Mi objetivo no era ganar, era venir y aquí y concienciar a la gente de que en los pueblos pequeños también hay gais, lesbianas, transexuales, bisexuales», declaró. Esa multitud de luchas se desinhibió entre las plazas del Emperador Carlos V y de Colón, donde se leyó el manifiesto que recordó que hace 17 años se logró el matrimonio entre personas del mismo sexo.
«No vamos a desaparecer, vamos a seguir exigiendo igualdad real y efectiva, derechos y cambios sociales», arrancó el manifiesto. El desfile es una fiesta, pero también una protesta, y la bandera 'trans' fue una de sus protagonistas, un reclamo a los políticos para aprobar «cuanto antes» la Ley Trans y LGTBI+, el proyecto que arrastra dos años de tramitación parlamentaria y que abre la puerta a la autodeterminación de género y la despatologización de la transexualidad.
«Vengo hoy aquí a decir abiertamente que soy un hombre trans, pero que no tengo que cumplir con todas las características de un hombre», declaraba Edgar, un joven de 18 años y mechas rosadas envuelto en una bandera arcoíris. Su activismo por los derechos LGTBI+ surgió muy pronto, a los 11 años, al confirmar que no era una mujer y descubrir el rechazo de su círculo cercano. Este viernes se estrenó en su Orgullo callejero con una reivindicación: «Aunque hay bastante diversidad, todavía hay mucho que conseguir, no es normal que solo podamos salir tranquilos a la calle este día, una vez».
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