La caída de Cerdán desinfla el núcleo duro del PSOE de Madrid y refuerza a los críticos

Ahora, el derrumbe de Cerdán puede arrastrar a ese 'núcleo duro' del que se rodeó en Madrid y en el que logró poner al frente a López, con el visto bueno y todas las bendiciones de Sánchez. El ya ex secretario de Organización del PSOE, ahora en la cárcel de Soto del Real, desembarcó en Madrid rodeado de sus fieles, que ahora, en palabras de un dirigente municipal socialista madrileño, han quedado «achicharrados».

Dos de los personajes principales en ese 'equipo A' de Madrid del que fue en la práctica número dos del partido en toda España son el ya mencionado alcalde de Fuenlabrada, al que Sánchez ha querido dar un espaldarazo y ha mantenido en la Ejecutiva federal, y la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández. Ninguno de ellos ocultó nunca sus maniobras para poner al frente del PSOE en Madrid a una persona mucho más próxima a Ferraz de lo que era Lobato. De este criticaron su «tibieza» y su falta de «firmeza» en su defensa de las posiciones de izquierdas.

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En ese 'equipo' de Cerdán puede incluirse a otros dirigentes del PSOE madrileño como Enma López, concejal, secretaria de Política Económica y ahora también portavoz adjunta del partido, y Javier Guardiola, diputado en la Asamblea de Madrid y nombrado portavoz del partido regional en la nueva ejecutiva tras la llegada de Óscar López. Hay otro nombre destacado, el de Pilar Sánchez Acera, diputada autonómica hasta 2022 y nombrada secretaria de Organización del PSOE madrileño en el último congreso regional, en febrero, como mano derecha de López.

En la Asamblea de Madrid, fuentes socialistas apuntan a otras dos personas próximas a Cerdán que ahora «se han quedado sin crédito». Se trata de los dos portavoces adjuntos que acompañan a Mar Espinar: Fernando Fernández y Cristina González. El primero procede de la Agrupación socialista de Alcalá, la más potente del PSOE de Madrid y que colaboró para que en Madrid no hubiera primarias al apoyar a Óscar López. La segunda es mano derecha de Sara Hernández. Con Juan Lobato no tuvo ningún papel relevante. Con López se incorporó a la dirección del Grupo parlamentario en la Asamblea.

Todos ganaron peso y relevancia en el PSOE de Madrid tras el aterrizaje de López con el aval de Ferraz. La dirección federal había forzado antes la dimisión de Lobato, después de muchos meses de desencuentros.

La operación contra Lobato dirigida desde Ferraz quedó al descubierto en febrero de 2024, en una comida cerca del Congreso, que pretendía ser secreta, con Santos Cerdán, Javier Ayala y Sara Hernández sentados a la misma mesa y con el entonces secretario general del partido regional en el punto de mira. Unas semanas antes, Lobato había criticado la ley de amnistía que preparaba Sánchez, y eso supuso cruzar una línea roja que Ferraz no le perdonó. A finales de ese año ABC desveló que Lobato había llevado a la Notaría una conversación con Pilar Sánchez Acera, que fue jefa de gabinete de López en La Moncloa, en la que esta le pedía que usara información sobre el novio de Ayuso en el Pleno de la Asamblea para arrinconar a la presidenta. Tras desvelarse su visita al notario, Lobato no pudo soportar la presión de Ferraz, con Cerdán a la cabeza, para que dimitiera. Unos días después, López fue proclamado secretario general al ser el único que presentó su precandidatura.

Ahora, el desplome de Cerdán ha dejado 'tocado' a todo su equipo de fieles en Madrid. Tocado y ya se verá si hundido. «Santos Cerdán es el responsable de todos los nombramientos en los dos últimos años», apuntan desde el Grupo parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid. Y uno de esos nombramientos es, precisamente, el de Óscar López al frente del PSOE de Madrid. «O cambia de estrategia o se le seguirá vinculando con Santo Cerdán», advierten.

«Para Óscar va a ser difícil, porque estaba contaminado todo el sistema, se hacía delante de sus narices. Todos venían de la misma raíz y ahora tienen una legitimidad de origen viciada», avisan fuentes socialistas madrileñas. Los principales dirigentes madrileños que han rodeado a Cerdán guardan estas semanas un escrupuloso silencio, pero en su partido, siempre convulso en Madrid, se ha tomado nota y se anuncian tiempos movidos internamente.

Mientras el actual núcleo duro del PSOE en Madrid asiste desinflado al derrumbe de la mano derecha de Sánchez en el partido, los críticos se ven fortalecidos. «Desde que Santos Cerdán tomó el mando de Madrid, este partido ha sido una sucursal de Ferraz», lamentan. Ese fue su objetivo desde el primer momento, pese a la resistencia inicial de Lobato, que era un dirigente «incómodo» para los intereses del sanchismo en Madrid. «Ahora vemos que esa incomodidad no era solo política, Juan es inspector de Hacienda y no les gustaba porque no se fiaban», aseguran.

Juego de poderes

Javier Ayala

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Sara Hernández

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Javier Guardiola

El portavoz del PSOE regional en la Comunidad, nombrado por López, forma parte de ese equipo impulsado por Ferraz en Madrid para imponer el sanchismo

Los críticos creen que tienen una oportunidad. La operación para poner a Óscar López al frente del partido, sostienen, tuvo «el sello de Santos Cerdán», y eso es un lastre ahora para el secretario general, pero también una «ventaja» para quien decida plantarle cara en unas primarias ante las elecciones de 2027, ya sea Lobato u otro dirigente. «Ahora tenemos una posición reforzada», aseguran. Sin precipitarse, su intención es tener voz en los debates que haya en el partido a la hora de decidir los pasos que se darán. «Es un juego de poderes. Hay un grupo que estaba muy influenciado por Cerdán que ha perdido poder, mientras que otros lo ganan», avisan.

En medio de ese «juego de poderes», el ambiente en el PSOE de Madrid es «desolador». «El ingreso en prisión de Santos ha sido demoledor, la moral de la federación madrileña está por los suelos, como imaginamos que pasará en otras federaciones, pero hay que reponerse», comentan desde los municipios de la región. «Muchos nos creímos que veníamos realmente a regenerar la vida política en este país y nos encontramos con esto».