A mitad del siglo XIX, solo los hombres tenían derecho a acceder a la universidad . En este contexto, el boca a boca hizo circular los rumores acerca de una mujer que había estado asistiendo a la Universidad Central de la calle San Bernardo. Esta mujer resultó ser Julia, que consiguió estar en las aulas porque se vestía de hombre .
Con el paso del tiempo, la leyenda se ha mantenido viva hasta el punto de que, en 2003 , el escultor y pintor Antonio Santín brindó homenaje a esta misteriosa mujer de la que hoy en día no se sabe nada más. A su obra callejera, el autor la llamó «Tras Julia».
Así, Julia reposa en la pared del Palacio Bauer, en el que hoy tiene su sede la Escuela Superior de Canto, aunque no siempre ha estado tranquila. En 2010, la estatua fue víctima de un acto vandálico –con pintadas y daños en el material– y fue llevada a restaurar. Los Bomberos tuvieron que cortarla para separarla del suelo y volver a traerla de vuelta algo más de un año después. A día de hoy no se sabe quiénes fueron los responsables de ello.
Aunque ha perdido su dorado inicial, los transeúntes conservan su cariño hacia Julia, una vecina más del barrio de Malasaña con una historia curiosa y fascinante dado el contexto en el que vivió.
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