Hartazgo vecinal ante el repunte de las carreras ilegales en Puente de Vallecas: «Beben y se creen Fittipaldi»
Los derrapes y sus botellones regresan al barrio de Entrevías estas noches estivales sin restricciones
La Policía Municipal realiza controles aleatorios en la zona y ha detenido en lo que va de año a 201 personas por delitos de seguridad vial
Huellas de neumáticos junto a un cruce en una calle de Entrevías, este fin de semana
Los motores rugen y los altavoces escupen música a todo trapo. Decenas de personas beben tragos alrededor de capós tuneados y maleteros abiertos que suben el volumen de las canciones con ritmos latinos y flamencos. La noche y el alcohol empujan a algunos conductores a ... pavonearse y pisar sin miedo el acelerador en un circuito improvisado. No es una escena de la saga —que este mes estrena su novena entrega— sino una madrugada estival en calles residenciales de Entrevías , un barrio de Puente de Vallecas donde los vecinos sufren desde hace tiempo estas temeridades.
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Durante el día, bajo un sol que no da tregua, las huellas de las carreras ilegales alardean desde el asfalto caliente. En el cruce de las calles de Pedroches y Benamejí unos neumáticos han grabado su trayectoria escorada sobre un paso de cebra, también la fuerte frenada unos metros antes. Una familia que pasea por allí se detiene para comentar las marcas y sus culpables. «Esto pasa en verano, empiezan a las 11 de la noche y están hasta las 3», dice Luis García, de 61 años y vallecano de nacimiento. Cuenta que, «el otro día», a su mujer «casi la pillaron unos» que atravesaron a toda pastilla las calles de Serena y Los Barros. García desmitifica su destreza: «El kebab de ahí es su base, donde cenan, y les sirven whisky y todo el alcohol en una tienda de conveniencia más arriba. Se lo beben todo y luego se creen que son Fittipaldi».
Una de las imágenes de los botellones grabados por una vecina de Entrevías desde su balcón
La semana pasada, el concejal del PSOE Ramón Silva trasladó a la Comisión de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid una serie de calles afectadas: Pedroches, La Mancha, Cardeña, Membezar, Campiña y Benamejí. Justo al lado se erige una comisaría de la Policía Nacional, un edificio cuadrado y amarillento que se ha convertido en el foco de las críticas vecinales ante la pasividad de sus agentes. Cazar a los conductores imprudentes es competencia de la Policía Municipal, que en lo que va de año ha detenido e investigado a 201 personas por delitos de seguridad vial .
El inmueble detrás de la comisaría, el centro de salud de Entrevías, cuenta con un guardarraíl a sus puertas, que separa la carretera de la zona de estacionamiento. Ahí se puede seguir un rastro de manchas de aceite y montones de cáscaras de pipas y colillas. Damian, un joven rumano, vive enfrente desde hace tres años, en un bloque de ladrillo y balcones donde las ventanas se cierran a pesar del calor. «Nos molestan toda la noche. Aquí hay diez, ahí otros diez, ahí veinte...», afirma mientras señala los lugares habituales de reunión. Los vehículos son «coches buenos, Audi, BMW... también Seat, pero todos corren». El ‘tuning’ manda: , declara Damian. Según trasladó el concejal socialista, la mayoría son de alta gama, incluso Lamborghinis.
Conductores «impunes»
Estos botellones del motor se suceden desde hace un par de años a lo largo de varias manzanas de Entrevías (y en otros puntos de Madrid), pero el problema ha regresado este verano tras el fin del toque de queda. «Ya se planteó a la Junta de Distrito la aprobación de medidas para realizar un estudio de limitación de velocidad en la zona y colocar medios paralelos, como badenes portátiles . El problema es que no toman decisiones y se traslada en un efecto llamada de impunidad», explica por teléfono el presidente de la asociación vecinal La Viña de Entrevías, Manuel Martínez. Sus propuestas incluyen actuaciones como disponer las plazas de aparcamiento en batería para estrechar las vías, pero hasta la fecha «no hay noticias» de ninguna iniciativa por parte del Consistorio.
Mientras tanto, la Unidad Integral de Distrito de la Policía Municipal realiza un «seguimiento diario» de las informaciones y quejas vecinales, según explican a ABC desde el Área de Seguridad y Emergencias. Hay patrullajes, controles aleatorios y radares en varios puntos de la zona y, sin embargo, «no se ha podido constatar que haya carreras ilegales», insisten las mismas fuentes. Martínez sabe el motivo: «Si hacen controles, llegan a las once con las luces azules que se ven por todos lados... Como dicen ellos: ¡Agua, agua!».
Captura de las carreras en un recinto de Rivas Vaciamadrid
En la capital y otros municipios existen atractivos focos para obviar las normas y el miedo, lugares de anchas avenidas y poco tráfico, como el recinto ferial de Rivas Vaciamadrid , donde hace dos meses se cerraron los accesos al aparcamiento para evitar las recurrentes maniobras nocturnas. El parque del Oeste, las calles de Valdebebas, el aparcamiento del Wanda Metropolitano y el polígono vallecano de La Atalayuela completan el circuito más habitual. Algunos han desaparecido del mapa por obligación: en La Atalayuela la colocación de varios maceteros —por causas ajenas a las carreras— disuadió a los corredores. «Ahora mismo [esos puntos] no suponen un problema», aseguran desde el Ayuntamiento. La hipótesis es que muchos de estos encuentros todavía no se han recuperado del último año pandémico.