Las huidas Rovira y Ponsatí pueden venir a España a declarar sin pisar ya la cárcel

Las consecuencias de la derogación del delito de sedición ha producido una situación que no deja de ser paradójica, y es que Lluis Puig, cuya implicación era en principio menor que la de Ponsatí y Rovira -pues solo estaba reclamado por malversación y no por sedición- no puede pisar España sin ser detenido, mientras que las otras dos procesadas -que lo estaban por sedición pero no por malversación- pueden hacerlo sin problema: solo serían detenidas a efectos de recibirles declaración por un delito de desobediencia.

La situación de estas dos procesadas -la primera, exconsejera de Educación; la segunda, número dos de ERC y mano derecha de Oriol Junqueras- se asemeja a la de la exconsejera Meritxell Serret y a la de la dirigente de la CUP Anna Gabriel, que se entregaron al Supremo recientemente de la mano del abogado Iñigo Iruin. Serret, huida de la Justicia desde noviembre de 2017, acudió voluntariamente al Supremo el 11 de marzo de 2021. Un año después el Alto Tribunal abrió juicio oral contra ella por desobediencia y remitió la causa al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, donde está pendiente de señalamiento.

Respecto a Anna Gabriel, siguió los pasos de Serret y se entregó en el Tribunal Supremo el 19 de julio de 2022 tras cuatro años de huida en Suiza. Tres meses después, Llarena dio por concluida la investigación y la procesó por desobediencia por su presunta implicación en la Declaración Unilateral de Independencia (DUI).

Nada más conocer el auto de Llarena que modifica su procesamiento Rovira compareció en Ginebra (Suiza) para valorar su nuevo horizonte penal. Descartó un «regreso inminente», que estudiará «en profundidad» junto a sus abogados. Aun así, resaltó que «la música que suena hoy y la interpretación que se hace del Código Penal» es la que se buscaba con esta reforma.