El Gobierno intentará resistir prorrogando los Presupuestos de este año: «El cambio en el tablero es evidente»
El adelanto en Cataluña llega cuando Moncloa veía el final del camino de la amnistía y la tormenta del caso Koldo amainaba
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Aragonès convoca elecciones autonómicas catalanas para el 12 de mayo
Claves: Por qué se convocan antes y las condiciones para que Puigdemont sea candidato
Madrid
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Iniciar sesiónCuando la tormenta del caso Koldo empezaba a amainar, una vez que se había logrado sacar adelante la ley de amnistía –que se vota este jueves en el Congreso– y tras unos días en los que el PSOE creía haber encontrado en la investigación por ... fraude fiscal y falsedad documental contra el novio de Isabel Díaz Ayuso un asidero al que agarrarse (el miércoles Pedro Sánchez pidió incluso su dimisión en la sesión de control parlamentaria), el adelanto electoral en Cataluña sacudió de nuevo la legislatura. Y puso en jaque los Presupuestos Generales del Estado, cuando ya se negociaban .
Poco después de anunciarlo el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, la vicepresidenta primera y titular de Hacienda, María Jesús Montero, se rindió a la evidencia en una entrevista en Hora 25, de la Cadena SER, donde señaló que «los Presupuestos en España están actualmente prorrogados desde el 1 de enero, y lo que corresponde y lo que toca, siendo realistas, es aprovechar esos trabajos y esos preacuerdos para trabajar en los Presupuestos de 2025. Es lo sensato, y en lo que estamos trabajando ya, después de los últimos acontecimientos».
La número dos del Ejecutivo, incluso, se refirió a esos preacuerdos con los aliados parlamentarios como un «punto de partida» sobre el que abordar la negociación de las cuentas públicas para el año que viene. Fuentes del Gobierno confirmaban ese «cambio en el tablero, que es evidente», y señalaban que ahora «toca trabajar en los de 2025».
A primera hora la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, había enfriado el acuerdo de Presupuestos con el PSOE, al tiempo que se desvinculaba de lo que pudieran hacer los comunes en Cataluña, cuando a esa temprana hora ya se barruntaba que podrían tumbar los presupuestos autonómicos y precipitar la cita con las urnas. Fuentes gubernamentales comenzaban en ese momento a mostrar su inquietud por la posible ruptura de un acuerdo presupuestario entre los tres partidos de la izquierda en Cataluña, ERC, el PSC y los comunes. «Eso no ayuda», decían premonitoriamente, horas antes de que Pere Aragonès convocase elecciones para el 12 de mayo.
El maratón electoral que formalmente arrancará la medianoche del próximo 4 de abril, momento de comienzo de la campaña vasca, y que casi seguirá sin solución de continuidad hasta el 9 de junio, cuando los españoles están llamados a las urnas para renovar la Eurocámara, complica y mucho la legislatura. Desde luego, no es el mejor periodo el electoral para cerrar un acuerdo presupuestario, el de las cuentas del Estado, en el que forzosamente, como en la investidura de noviembre, tienen que concurrir todos los aliados de Sánchez. Desde Sumar, el de coalición, hasta todos los socios parlamentarios. Y esto último abarca a cuatro formaciones políticas que se juegan mucho, muchísimo, los dos próximos meses.
Primero el PNV y Bildu, que el 21 de abril y con dos candidatos a lendakari inéditos, Imanol Pradales y Pello Otxandiano, dirimen el futuro Ejecutivo de Vitoria y la hegemonía de la política vasca, después de que los de Arnaldo Otegi superasen a los peneuvistas en las elecciones generales de julio del año pasado. Y un mes más tarde otra batalla encarnizada y muy similar, entre dos formaciones independentistas de la izquierda y de la derecha, como ERC y Junts per Catalunya, que volverán a pelear por ver quién preside esta vez la Generalitat. Sin perder de vista las europeas, una cita muy complicada para el PSOE, que ni siquiera tiene aún candidato, y que será la primera vez que se abran las urnas en toda España después del proceso de negociación de la ley de amnistía con Puigdemont, un proyecto que tiene en contra a una mayoría de españoles, según diversas encuestas, y entre ellos a muchos electores socialistas.
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