Génova ya mueve piezas para cambiar el PP en Cataluña

Es decir, el actual choque con el presidente popular en esta comunidad, Alejandro Fernández, a cuenta de si hay que tener interlocución o no con Junts, no es el motivo del cambio. Más bien, lo que sienten en Génova es que, más allá del mensaje de fondo, que comparten en el PP catalán incluso quienes están en contra de Fernández, lo que ahora acontece es un movimiento del líder regional por reforzar su perfil en un momento en el que él ya sabe que la dirección nacional no apuesta por su continuidad: «Es un cadáver político», plantea una fuente de la dirección.

El tono áspero de los mensajes —más que el fondo— con los que Fernández respondió a Feijóo en su estrategia de hablar con Junts es, según todas las fuentes consultadas por este diario en Madrid y Barcelona, la confirmación de que no hay solución posible. «Ha roto todos los puentes», sostienen en concreto sectores del partido en Cataluña, de acuerdo en las apreciaciones de que con Junts no hay que dialogar, pero muy críticas con la estrategia «personalista» de Fernández una vez, sostienen, ya se ve fuera. «Fue el primer casadista, y acabó enfrentado a Casado. Tuvo una oportunidad con Feijóo y también ha acabado enfrentado a él», apuntan otras fuentes en la formación, que reconocen a Fernández tanto su brillantez como parlamentario como su falta de trabajo de partido en aras de cohesionar una formación diezmada por el 'procés'. Fuentes del entorno del actual presidente popular en Cataluña se remitieron al contenido de lo ya manifestado.

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Su salida, apuntan en el partido, es solo cuestión de tiempo. Feijóo quiere esperar a que se aclare la gobernabilidad para empezar a trabajar en esta nueva etapa, en la que sin ninguna duda él se va a mantener al frente del PP. No obstante, existe la variable, todavía contemplada en Génova, de que haya una repetición electoral que pueda condicionar los calendarios.

En los próximos días se van a acelerar los trabajos sobre el terreno, con presencia de miembros de la dirección en Cataluña para testar el ánimo de la formación. Ese contacto directo con los cuadros del partido es una de las cosas que más se le reprochan a Fernández. Miembros destacados de la actual estructura del PP catalán creen que durante años el partido ha pecado de no tener presencia en el territorio ni lazos profundos con la sociedad civil. La fuerte irrupción de Ciudadanos, especialmente desde 2012, ahondó en ese paulatino abandono. Aunque también se reprocha en este sentido a anteriores direcciones nacionales que «para las cuestiones catalanas su referencia en la interlocución no era el PP catalán». Feijóo desea modificar ambas cuestiones con un solo movimiento: la renovación del liderazgo y de la dirección. Se desea un PP con más presencia en el territorio. Y en consecuencia un interlocutor de más representatividad para la dirección nacional.

En palabras de un miembro de la dirección: «La función del partido en esos territorios no es ser atractivo para territorios y electores que no les votan». Es decir, la función de esas federaciones no es ser atractivos en Madrid o Andalucía. Una reflexión en la que incluye al PP del País Vasco, que también sufrirá una remodelación. Si cabe más urgente porque las elecciones allí serán en la primera mitad de 2024.

En lo que tiene que ver con Cataluña la estrategia defendida para la investidura, que incluye abrir interlocución con Junts y ERC a nivel parlamentario, busca potencialidades a largo plazo. Más allá de eso, Nacho Martín Blanco, candidato del PP por Barcelona en las últimas generales, defiende en declaraciones a ABC el paso dado por una cuestión de «exigencia institucional» y «respeto» al encargo del jefe del Estado. «Conversar no es ceder», insiste.

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Feijóo quiere construir la imagen de un PP más abierto y capaz de interlocutar en una sociedad y con entramados muy particulares. «Se trata de intentar ser un partido menos enfadado y más optimista, pero sin cambiar nuestros principios», señala una persona cercana al líder gallego. En el entorno del PP siempre sacan pecho de que Feijóo tiene una sensibilidad regional, una forma de entender la política más allá de los marcos madrileños.

El actual no es el primer pulso que la dirección libra con Alejandro Fernández. En la conformación de las candidaturas para el 23J, el líder del PPC hizo público su «agradecimiento» a la dirección por plantearle ocupar un puesto en listas. Génova, molesto por la revelación y el tono, filtró que se había tratado de un tanteo para que encabezase la lista por Tarragona. Fernández lo rechazó. Su convicción era que aceptando ir al Congreso su puesto como líder regional estaba perdido. Y esa es una batalla a la que no ha renunciado. El propio ofrecimiento ya ponía de manifiesto el interés de Génova por favorecer una transición. Algo que, tras ese rechazo, apunta a que será menos pacífica de lo esperado.

No está determinado cuál será la apuesta de Génova. Tampoco hay muchos nombres donde elegir, se asume. El nombre que más ha circulado es el de la exministra Dolors Montserrat, ahora en Bruselas. Otras fuentes apuntan a que Feijóo pensó en el expresidente del Círculo de Economía Javier Faus, primero como ministro, luego para hacerse con el partido en Cataluña, en una suerte de repetición de la 'Operación Piqué'.

Los cambios en el PPC, dice un dirigente, «tienen que ir más allá» del liderazgo. Lo que más se repite es «presencia en el territorio». El resultado del 23J también persuade a Génova de que en Cataluña es necesario una oferta política «no apocalíptica». El PP subió votos y escaños, pero en un contexto marcado por la desaparición de Ciudadanos (CS). Esa realidad sigue muy presente y obsesiona al PP: CS ganó las autonómicas con más de un millón de votos: «Las de 2021 fueron elecciones de baja participación. Ese voto no se ha ido en masa al PSC, como se dijo. La mayoría están sin representación».