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Orense, la ciudad que anhela una coalición entre el PP y el PSOE
carrera hacia las municipales
Tras una legislatura crispada, marcada por las polémicas de Jácome, emerge la vía de un acuerdo de los grandes partidos ante la previsión de que no habrá mayorías amplias.
La buena relación de los candidatos facilitaría el entendimiento para destronar del puesto al actual alcalde
Galicia
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Iniciar sesiónCoinciden los candidatos del PP y el PSOE a la alcaldía de Orense, Manuel Cabezas y Paco Rodríguez —y, como se verá, no es en lo único en lo que están de acuerdo—, en que la tercera ciudad de Galicia vive inmersa en una « ... anomalía». Producto de cuatro años de gobierno del inclasificable Gonzalo Pérez Jácome, encastillado con apenas tres ediles —en una corporación de 27—, que apura las últimas semanas de un mandato convulso, enfrentado a todo y a todos. Cuatro años que explican que, después del 28-M, se pudiera dar otra anomalía: una alianza entre los dos grandes partidos políticos nacionales. En España, a diferencia de, por ejemplo, Alemania, su predicamento es escaso. Mariano Rajoy lo intentó en 2016, pero se encontró con el rechazo de Pedro Sánchez.
En el caso de Orense, el propio Jácome ha abonado el terreno para, como mínimo, predisponer a la opinión pública a favor de esta fórmula. Otra clave a tener en cuenta: la buena relación entre los candidatos popular y socialista, ambos de regreso a la política tras solventar sus respectivos vía crucis judiciales. Significativo: casi seis de cada diez vecinos de la ciudad de As Burgas, el 57,1%, se decantan por una coalición PP-PSOE en caso de que ningún partido obtenga mayoría absoluta, de acuerdo con una encuesta de Infortécnica divulgada el pasado fin de semana por La Región. Y, si hacemos caso a la demoscopia, es harto improbable que ningún partido logre tal nivel de respaldo. El citado sondeo otorga al PP de nueve a 10 escaños, y de ocho a nueve al PSOE. A mediados de febrero, Sondaxe los dibujaba empatados en asientos, con nueve. Las encuestas insisten en que el voto está muy fragmentado, con la incógnita de qué hará el 35,5% de indecisos que recoge Infortécnica.
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Ante tal coyuntura, este diario ha sondeado a los respectivos candidatos popular y socialista a empuñar el bastón de mando orensano. Cabezas, quien ya lo hizo en tres mandatos consecutivos (1995-2007), y con sendas mayorías absolutas, remarca a ABC que, 16 años más tarde, se mueve en ese mismo «escenario» y trabaja para que se repita. «La mayoría absoluta da estabilidad (...), creo que es lo que mejor le viene a la ciudad», señala. Y precisa: «No es un tema de ambición política, ni mucho menos. A estas alturas no tengo ninguna». Su idea no es otra que gestionar la ciudad como hizo durante aquellos 12 años, para impulsar una «segunda gran transformación» de la ciudad.
«Si esto no se produjese», pondera Cabezas, «indudablemente creo que el diálogo natural que se tendría que establecer por nuestra parte sería con el PSOE; y, por qué no, también con el BNG». «No hay por qué no ponerse de acuerdo en lo importante, creo que es factible», defiende. Pero considera que es «pronto» para entrar a discernir el formato de una hipotética alianza con los socialistas. Estaría en «disposición» de hablar, porque «siempre sería lo correcto» y «es necesario que nos entendamos», señala el candidato popular.
Más rotundo es Paco Rodríguez. «¿Estaríamos dispuestos, en este momento, a hacer un pacto de cogobierno? En este momento, la verdad es que no lo contemplamos», responde a ABC. Quien fue alcalde de Orense de 2007 a 2012 cree que «no sería conveniente» esa alianza, aunque emplea de forma recurrente la coletilla «en este momento». Y tercia: «No tengo ningún problema en llegar a acuerdos puntuales con el PP para los grandes temas».
A algo menos de dos meses para la cita con las urnas, el mensaje de ambos, sobre todo de puertas afuera, no puede ser otro que salir a por todas. Como Cabezas, Rodríguez subraya que su «aspiración» es obtener una «mayoría suficiente». Pero si el 28-M depara, como se anticipa, una atomización del voto, reivindica una «voluntad inequívoca de consenso» y de «acuerdos concretos» para «abordar temas importantes» y «estratégicos». Sí a pactar con el PP, pero tampoco deja fuera a los nacionalistas.
Un asterisco: Rodríguez se declara «preocupado» por una entrevista al presidente provincial del PP, Manuel Baltar, en la que eludió rechazar un eventual nuevo pacto con Jácome; «después de las elecciones hablaremos», comentó. Pero Cabezas insiste en dejar «muy claro» que «jamás pactaría con el actual gobierno municipal», como ha mantenido desde que dio por finiquitada la coalición al coger las riendas del partido a nivel local. Zanjando cualquier duda, el pasado jueves avaló su postura nada menos que el presidente del PPdeG, Alfonso Rueda. Rodríguez, quien afirma que «jamás de los jamases» pactaría con el líder de Democracia Ourensana, dice que no se puede «olvidar» que el PP, por dos veces, dio cobertura al «letal» Jácome—recupera la famosa expresión de Alberto Núñez Feijóo—; pero atempera: «No quiero mirar para atrás».
Más allá de las cautelas y reservas comprensibles a estas alturas de partido, también da alas a la idea de una gran coalición el feeling entre los candidatos. Ambos saben lo que es ser alcaldes y, también, el mal trago que supone verse envueltos en causas judiciales. A Rodríguez, la Operación Pokemon le costó el cargo. Una vez archivadas las causas en las que se le investigaba, el PSdeG decidió resarcirle de la «persecución» instigada por la juez Pilar de Lara —a quien tildó de «impresentable» el secretario de organización, José Manuel Lage, recogió EP— como candidato sin primarias de por medio. Cabezas se vio señalado en el denominado 'caso del 10%'. Ambos salieron absueltos.
«No tengo por qué negar que tenemos una buena relación en lo personal», admite Rodríguez. Lo confirma Cabezas, quien no cree que «sea difícil ponerse de acuerdo en lo esencial». Ambos comparten que las diferencias ideológicas no serían un obstáculo. Y Rodríguez añade otro factor «fundamental» en el que están de acuerdo y que sitúa como condición 'sine qua non': «Tenemos que recuperar las formas en el Concello, recuperar la dignidad institucional, la educación, el respeto». Los orensanos, suma Cabezas, están «deseando que abandonemos la agresividad, la falta de educación y respeto por colectivos y profesionales».
La era Jácome
Interpretan que son mayoría en la ciudad quienes quieren pasar página de la era Jácome. El líder de DO ha superado todas las expectativas en estos cuatro años. Le precedían sus formas poco ortodoxas, pero deja tras de sí un rosario de polémicas y enfrentamientos. Hasta ahora ha salido indemne de todos sus líos judiciales, pero le persiguió la sombra de una presunta financiación irregular de su partido y hasta de mordidas a asesores. Detonante del cisma en el grupo municipal de DO y la primera ruptura del pacto de gobierno con el PP. Pero también ha tenido que defenderse en los tribunales pro denunciar una supuesta «mafia policial» en Orense o por empujar a una sindicalista.
En una legislatura crispada y bronca, puso en la diana a los funcionarios a propósito del cumplimiento de su jornada laboral; se enrocó en seguir hasta el final con su candidatura para la agencia de inteligencia artificial, pese a contar la Comunidad con una candidatura de consenso en La Coruña; mientras, para más inri, languidecía el centro de IA que había prometido como una de sus medidas estrella; hasta logró que algo tan blanco como la Navidad fuera origen de titulares por utilizar dromedarios en una cabalgata y, sobre todo, emplear como Rey Baltasar a un individuo condenado por abusos sexuales.
Más allá de polémicas, el balance de la legislatura es tan magro en medidas como cabría esperar de un gobierno que, durante muchos meses, no ha pasado de cuatro integrantes, alcalde incluido, algo inédito en España en urbes de más de 100.000 habitantes. Orense, denuncia la oposición, va camino de perder el tren justo cuando está conectado a la meseta por AVE. Un escenario que alimenta, aunque sea en el plano teórico, movimientos para no reeditar una legislatura como la que acaba. La mera posibilidad de que PP y PSOE se entiendan llevaba en diciembre a Jácome a revolverse y denunciar que podría darse por «intereses privados», y que los candidatos de ambos partidos están «vendidos» a empresas, informaba Ep.
Ante una situación «excepcional», Rodríguez rompe una lanza por mostrar «generosidad», «responsabilidad» y «madurez». «¿Por qué no vamos a sentarnos en una mesa?¿Cuál es la dificultad para sentarnos (...) a hablar? (...) ¿Por qué no vamos a poder llegar a puntos de confluencia que beneficien a esta ciudad?». «A veces», incide, «la forma es lo de menos, no tiene por qué ser un acuerdo de gobierno; el interés general de la ciudad tiene que estar por encima del interés partidario». «Nos podemos entender», concilia Cabezas, quien promete mano tendida «aún con mayoría absoluta». Orense podría instaurar en junio otra anomalía, ésta feliz. El tiempo, y los votos, lo dirán.
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