Salir al rescate

A veces, la supervivencia de una edificación histórica o simplemente simbólica depende de que las instituciones públicas salgan a su rescate. Se garantiza así su conservación y, si procede, su rehabilitación. En suma, su pervivencia. En días no tan lejanos, la Diputación de Lugo adquirió y dio utilidad al pazo de Tor, por ejemplo, o a la fortaleza de San Paio de Narla.

Otro tanto hizo la Diputación de La Coruña con el castillo de Vimianzo y con el pazo de Mariñán, pongamos por caso. ¿Y duda alguien de que si hoy sigue vivo el Teatro Principal de Orense es porque la Diputación lo adquirió a tiempo?

Tal vez si en 1913 la Diputación de Lugo hubiera actuado con la habilidad que requería el caso, hoy no estaría en un museo de Berlín 'La Adoración de los Reyes', el espléndido retablo de Van der de Goes. El archivo del diario 'El Progreso' conserva carta de Joaquín Sorolla en demanda de despabile institucional. Pero esa es otra historia, claro. Y por desgracia ya no están entre nosotros ni Méndez Casal ni Arias Sanjurjo para aclararnos ciertas dudas.

Hace muchos años que se me fueron de la memoria las vicisitudes y contingencias del castillo de Doiras. Creo recordar que uno de sus últimos propietarios fue don Emilio Martínez Baladrón, dueño también del pazo de Ponte Maceira, ahora en manos de un empresario lugués. Eso no viene al caso. Lo importante del asunto es que el castillo de Doiras aguante en pie al menos un par de siglos más.