CUARTO SINGUANTE
Insultos
«El fútbol es así», dicen. ¿Así cómo? ¿Insultar como energúmenos es justificable?
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl fútbol es un buen termómetro para medir los valores de nuestra sociedad. Ya sé, me dirán que en estos eventos aflora el instinto y la gente se deja llevar por la emoción.
Vaya por delante que me encanta el fútbol, aunque muchas de sus ... cosas sean mejorables, sobre todo en lo que concierne al comportamiento humano. Por ejemplo, no me gusta lo que ocurre en las gradas y a veces en los banquillos o en el césped. Me refiero a los insultos. Lo triste es que los hemos normalizado y nos ha dado por dividirlos en tres grupos representados por: «mono», «maricón» e «hijo de p...» (con perdón).
El primero, como hace referencia a temas racistas, puede provocar la suspensión del partido. El segundo, por sus connotaciones homófobas e intolerantes, se sitúa un escalón por debajo: no se suspende el partido, pero se recrimina la conducta. Y finalmente está el tercer insulto, la joya de la corona; con este se ataca directamente a la familia del árbitro o del deportista sin que haya castigo alguno: puedes acordarte de su madre las veces que quieras y en caso de que sea una mujer quien recibe el improperio, la variante incluye elementos machistas referidos a las labores del hogar o a prácticas sexuales.
Lo que sí unifica a los insultadores es la manera en cómo lo hacen: ellos (y ellas) se amparan en una manada maleducada y vomitan lo que no querrían para sí, reforzándose unos a otros en la ofensa.
Yo mismo lo presencié hace poco en un partido infantil: un aficionado insultó al árbitro —que era menor de edad— y otro espectador se lo recriminó, a lo que el primero respondió: «A ver si vamos a tener que venir a los partidos vestidos con sotana», y lo dijo teniendo a su lado a dos niñas que debían de ser sus hijas.
No olvidemos que el fútbol, por culpa de un determinado público (y ya no hablo de ultras), se asemeja al circo romano: allí pedían la muerte del esclavo. Ahora lo que hacemos es matar la dignidad del deportista sin pedirle permiso al César de turno y sin que nadie haga nada.
«El fútbol es así», dicen. ¿Así cómo? ¿Insultar como energúmenos es justificable?... Eso sí, lo hacemos sin pasarnos, sin pasarnos de 90 minutos, quiero decir.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete