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Luis Ojea

La derecha reacciona, la izquierda se enreda

Feijóo reactiva en el discurso de amplio espectro que permite seguir evitando en Galicia la fragmentación del centroderecha

Alberto Núñez Feijóo ha entendido el mensaje y reacciona. Sin estridencias ni revoluciones, pero con medida contundencia, enfoca ya a su gobierno y a su partido a la carrera hacia las autonómicas. El presidente de la Xunta parece haber leído el toque de atención que los ciudadanos han dejado en las urnas esta primavera y busca resintonizar con la mayoría social que le ha dado ya tres mayorías absolutas. Para ello ha elegido una estrategia que recuerda en cierta medida a la que siguió en 2015 .

En realidad, el escenario hoy es muy semejante al de entonces. Apenas hay dos puntos de diferencia entre ambos resultados, con el centroderecha sin poder urbano y una fuerza en la izquierda dando el sorpasso en su bloque político y erigiéndose como alternativa. Cambian los actores, otrora fue el rupturismo la fuerza emergente y ahora es el socialismo, pero el esquema de partida es semejante . Y también lo parece ser la estrategia de Núñez Feijóo para buscar la remontada. Hace cuatro años escenificó un giro social en las políticas de su ejecutivo y reestructuró su gabinete. Ahora empieza presentando su hoja de ruta para la Galicia de la próxima década desde el gobierno y revitalizando el trabajo en su partido.

Con los movimientos de esta semana, parece que Feijóo pretende espolear a su equipo y da el pistoletazo de salida a la larga campaña electoral que nos conducirá a los comicios autonómicos del próximo año. Coge el toro por los cuernos, toma la iniciativa y coloca el mensaje de que su proyecto tiene aún por delante un largo recorrido. Que lo haga de esta manera podría llevar a colegir que va a por la remontada desde ya. Y de ello cabría quizás inferir además que puede estar dispuesto a volver a saltar al campo y presentarse a un cuarto mandato. Y esa, no nos engañemos, es la clave de bóveda del próximo curso político. Si Alberto Núñez Feijóo acepta el envite o no. Con él en la cancha hay partido .

Resintonizando en el centro del tablero

Y parece que, para ese partido, Alberto Núñez Feijóo ya tiene una hoja de ruta en la cabeza. Sin conejos saliendo de la chistera. Al contrario. Reivindicando estabilidad e impulsando medidas con fuerte acento social y con guiños a las nuevas tendencias del mercado electoral, evitando en cualquier caso los debates dogmáticos e ideologizados. Esas son las claves del dibujo que ha presentado esta semana para la Galicia de la próxima década. Sí, el discurso de amplio espectro en el que asentó ya sus anteriores victorias electorales , el que le sigue permitiendo evitar en Galicia la fragmentación del centroderecha que condena a ese espacio político en el resto de España.

Feijóo no va a regalar el centro político . Esta semana lo ha dejado claro. Esa es su marca. Tanto su discurso en San Caetano el jueves como el de ayer ante la Junta Directiva del PPdeG van en esa dirección. Un discurso alejado de extremismos y con un nítido perfil galleguista, con el que posicionarse en el centro del tablero político, marcando distancias con Madrid, tanto implícitamente con la estrategia de Génova como explícitamente con los desvaríos de Moncloa. Un relato que pueda resultar atractivo para una amplia mayoría social, desde los votantes socialdemócratas hasta los ciudadanos con un ideario más liberal. Esa parece la estrategia, resintonizar al partido con la sociedad desde el centro.

La alternativa Frankenstein

La marca Feijóo es el mejor activo electoral del PP. El doble proceso electoral de esta primavera lo ha dejado claro. La otra gran baza del centroderecha en Galicia es que no hay una alternativa política solvente al actual ejecutivo autonómico. La ruptura de En Marea y la crisis del PSdeG en Lugo han vuelto a evidenciar esta semana que la izquierda sigue enredada en sus líos interno s.

Esa es otra de las similitudes con 2015. Ese bloque político sigue tan instalado como entonces en el desvarío y el delirio. Ahora, como hace cuatro años, la alternativa al Partido Popular es un gobierno Frankenstein en el que tendrían que convivir clanes incompatibles entre sí, facciones que no ocultan su mutuo desprecio.

Y no es improbable que ello se haga más patente a partir de otoño. La izquierda tiene el bastón de mando en muchos ayuntamientos de la comunidad. Lo que no está claro es que vaya realmente a gobernar. Y otro tanto a escala nacional. Los enredos de Sánchez e Iglesias van a contaminar también la política autonómica.

En estas coordenadas empieza una larga carrera hacia las urnas. Núñez Feijóo le pone las pilas al PP mientras la izquierda sigue enredada en sus embrollos. Un año en política, en un momento tan acelerado como el actual, es una eternidad . Pero, a priori, todo parece indicar que hay partido.

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