El juez de apoyo desimputa a Orozco de otra causa de De Lara

En el origen de la instrucción en noviembre de 2013, auspiciada por De Lara sobre informes de su fiel cuerpo de Vigilancia Aduanera, se atribuía a los investigados el amaño de los contratos públicos de la Fábrica de la Luz — una pequeña central hidroeléctrica en el Miño a su paso por el término municipal de Lugo—, el de los autobuses urbanos y el relativo a la publicidad interior y exterior de estos. El juez de apoyo José Luis Deaño resuelve, en un auto de 25 folios y con fecha 22 de marzo, que no hay indicio alguno de irregularidad en estos tres contratos adjudicados por el Concello de Lugo durante la etapa de Orozco.

En el caso de la Fábrica de la Luz, el juez asegura no encontrar «ninguna ilegalidad ni siquiera de manera indiciaria» en el proceso de adjudicación, que fue abierto para todas las empresas interesadas. Al respecto de apreciaciones realizadas por Aduanas de posibles irregularidades en el pliego de adjudicación, Deaño las tacha de «mera conjetura carente de la más mínima justificación y apoyo probatorio, ni siquiera indiciario».

No es este el único revés a los funcionarios de Aduanas, el cuerpo que De Lara utiliza por sistema en funciones de policía judicial . A su juicio, «la conclusión esgrimida según la cual el proyecto (de la Fábrica de la Luz) fue modificándose desde el anteproyecto hasta el pliego (...) para favorecer a Inca (la empresa adjudicataria) es un auténtico brindis al sol, carente de toda justificación y base probatoria».

El juez de apoyo tampoco encuentra viso de amaño en el contrato para adjudicar los buses urbanos de Lugo a la empresa Advanza. Ni prevaricación ni tráfico de influencias en un concurso que, según el auto, no llegó a producirse. Cero indicios , los mismos que en el concurso de la publicidad de los autobuses, en el que además «sería completamente absurdo al haber concurrido solamente una empresa interesada».

Por el contrario, Fernández Liñares y su socio sí deberán esperar a que finalice la instrucción contra ellos. El exconcejal y expresidente de la Confederación Miño-Sil confesó haber recibido regalos —un Rolex— de García Gesto «a cambio de nada». Lo que sí considera probado el juez es que Liñares reinvertía el dinero procedente de mordidas y comisiones —a cambio de adjudicaciones— en empresas concesionarias del Concello o la Confederación. En total, el instructor cree suficientemente acreditado que mediante este procedimiento pudo blanquear unos 245.000 euros .