El Gobierno de Rinconete y Cortadillo

La ocurrencia de este Gobierno ocultar un dictamen del Consejo de Estado que pone en duda el marco legal con el que se deberán distribuir esos fondos parece una estrategia para dar la razón a quienes dudaban de España. El principio fundamental que debe regir el manejo de dinero público es la transparencia. Y lo es también en este caso, en el que el dinero es aportado por unos socios con los que compartimos destino y de los que hemos demandado una actitud responsable y solidaria.

Independientemente del uso que se vaya a dar a esos fondos (que eso es otra), el mero hecho de haber tratado de ocultar un dictamen desfavorable del Consejo de Estado deja a España ante sus socios europeos a la altura del betún . España y los españoles no nos merecemos que el Gobierno tire por los suelos una reputación que tanto nos ha costado construir en los últimos 45 años de democracia. De una democracia que nuestros socios y toda la comunidad internacional han considerado plena, saludable y ejemplar. Gracias a ese reconocimiento somos un país de la UE, un club de democracias plenas y saludables. Gracias a ese reconocimiento, Europa nos ha dado el voto de confianza de aceptar, pese a las reticencias, el mecanismo de Recuperación y Resiliencia tal y como se ha aprobado.

Resulta llamativo que cuando se habla de España y de los fondos europeos no se haga para destacar la prontitud con la que se ha acudido al rescate de sectores estratégicos, como el turismo. Empresas y trabajadores del sector siguen esperando. O no se haga para destacar la participación en la recuperación de las Administraciones más cercanas a los ciudadanos, como son los ayuntamientos. Ciudades y pueblos de España también siguen esperando. En lugar de estar hablando de eso, del uso adecuado de los fondos para acometer la recuperación, tenemos que hablar de la «picaresca» del Gobierno para escatimar un dictamen desfavorable. Imposible no acordarse (Pedro y Pablo) de las tretas de Rincón y Cortado en la novela de Cervantes.

El Gobierno tiene el vergonzante récord de haber logrado que se hable mal de su gestión de los fondos antes incluso de que se hayan repartido. Ya no es sólo que los vaya a repartir mal, sino que los quiere repartir mal después de haber sido advertidos de ello por el principal órgano consultivo del que dispone.

Si los países de Europa tenían la lupa puesta sobre España tras la complicada negociación de diciembre de 2020, ahora, tras la torpe engañifa del Gobierno, estarán en alerta máxima. Y, nosotros, los españoles, ¿cómo nos vamos a fiar del un Gobierno que nos quiso engañar de esta manera a las primeras de cambio para el reparto del mayor fondo de subvenciones habilitadas por la UE en su historia?

El Gobierno ha sido torpe, y pagará sin duda las consecuencias de su torpeza. Pero ha sido torpe con mala intención. Porque ha ocultado una información muy importante de una forma intencionada y contraria a los intereses de España. Al ocultar ese informe, el Gobierno ha gobernado en contra de los españoles.