La hostelería vuelve tras un mes cerrada

Crónica de un día de reapertura en Galicia: «La gente anhelaba poder tomar el cafecito»

Terrazas llenas en Santiago en un viernes soleado: los bares empiezan a adaptarse a las nuevas medidas

«Muchas ganas» en las primeras horas tras el tercer cierre: en juego, no tener que volver atrás

Un bar, este viernes en Santiago MIGUEL MUÑIZ

Salió el sol para acompañar la reapertura de la hostelería en Santiago, una tónica meteorológica común en casi toda Galicia y que acompañará durante el fin de semana. La anterior desescalada había sido fría, lluviosa, vacía. En la mañana de este viernes era difícil ... incluso encontrar una mesa libre en las terrazas , ante los 13 grados que marcaba el termómetro poco antes de las 12 de la mañana. Habrá que ver cómo se refleja esta vuelta a la actividad en casi toda Galicia tras llevar cerrada desde el 27 de enero, aunque, todo hay que decirlo, los clientes priorizaron las terrazas ante los interiores, abiertos al 30% en todo concello con una incidencia menor de 250 que no esté en las áreas de La Coruña, Ferrol y Pontevedra, y el uso de la mascarilla salvo para ingerir se cumplía bastante.

Pablo y Roberto son dos amigos sentados en la céntrica y llena Praza Roxa. Pablo apela a la «responsabilidad individual» en estos momentos , y también recuerda la necesidad de la interacción social para la «salud mental». Roberto, mientras tanto, se toma su café en un encuentro casi improvisado. Había ganas de salir a la calle, con las plazas volviéndose a llenar de vida.

Queda aún por comprobar cómo será el alcance de las novedades, principalmente el código QR para utilizar con la aplicación 'PassCovid' y así realizar un cribado si se detecta un positivo en un local. Será obligatorio tenerlo desde el próximo viernes, pero no usarlo por los clientes. En la cafetería Le Mans, donde había lucha para conseguir mesa fuera, aún no lo tienen disponible.

El interior de un local, este viernes MIGUEL MUÑIZ

En general lo que sí se veía en muchas puertas de establecimientos es el también obligatorio cartel con la ocupación máxima que puede tener el local. En O Carballiño (Orense), en A Solaina, pusieron «ayer» [por el jueves] el QR. Remarcan que reabrir les hace «mucha falta» tras el tercer cierre. De momento, comparten diagnóstico con las imágenes vistas en Compostela: « La clientela es muy fiel , la gente tenía muchas ganas de bar», aunque con horario limitado, hasta las 18 horas, lo que obliga a muchas personas a cambiar su costumbre de una caña o un vino al salir de trabajar o a, simplemente, no poder ir. «Fastidia bastante», remata Diana, desde este local en el concello orensano.

Solo terrazas

En una nada despreciable parte de Galicia la apertura solo se hace en las terrazas. Eso incluye las áreas de La Coruña, Ferrol y Pontevedra, y concellos con una incidencia a 14 días entre 250 y 500 casos. Un ejemplo es Catoira, que se salvó in extremis de mantener su hostelería cerrada tras conseguir bajar de los 500 el día en el que se hizo el corte para asignar cada municipio a un nivel. En el Campo Subido de la localidad pontevedresa agradecen que sí puedan levantar la verja para montar la terraza. Fue «un poco extraño», ya que «de repente» cambió la situación. «La gente anhelaba el cafecito», subrayan.

Y tanto que lo anhelaba. Si el titular con la reapertura de la desescalada anterior era, un cuatro de diciembre, «La lluvia, la nieve y el frío aguan el retorno de la hostelería en Galicia» , ahora la historia es diferente. Solo quedar por constatar si se consigue no volver a elevar la incidencia y no acabar con un nuevo cierre como en el mes de enero.

Por el momento, en la capital gallega, los jóvenes con maletas, para volver a casa como es tradición en los viernes de los universitarios, a pesar de haber estado suspendidas las clases presenciales, se entremezclaron con centenares de personas, muchas de ellas jóvenes, pero también mayores, que se reencontraron con las tapas o el periódico en el bar. Ya fuese tomando una caña, un vino o un bitter kas, como se veía en algunas mesas. En algunos locales, las mesas en el interior ya estaban preparadas para el servicio de comida, al no poder ofrecer cenas. Porque esa es otra historia aparte: cuando el reloj da las 18 horas, la ciudad vuelva a notar la ausencia de la hostelería. Todavía queda mucho por delante para recuperar la normalidad, aunque este viernes se haya dado (de nuevo) un paso en ese sentido.

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