La lluvia, la nieve y el frío aguan el retorno de la hostelería en Galicia

Pero fue poca cosa. En su mayoría, salvo en alguna de la zona vieja, donde se veían algunos carteles de «se alquila», la situación era de vacío. Algunos bares con solera de la ciudad sí que contaban con un buen ambiente en su interior: es el caso del Raíces Galegas, en pleno Ensanche, o de la famosa Tita, en este caso, su sucursal La Otra Tita , que volvió a cascar los huevos para hacer sus famosas tortillas, de las que los compostelanos ya daban buena cuenta a eso de la una y media de la tarde.

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Pero, en general, la ocupación en los interiores era de una, dos, como mucho tres mesas. Mejor que estar cerrados, explica Rubén, en el bar Jocar, en el centro de Santiago. Es viernes, lo que provoca un efecto curioso en algunos de estos establecimientos: hay menos clientela que durante la semana, cuando la ciudad está llena de estudiantes.

No todos están de acuerdo en las previsiones sobre lo que pasará durante el puente, en el que los picheleiros sí podrán salir de la ciudad. «Poco movimiento, pero yo imagino que ya a la tarde que empieza el fin de semana esto se animará», explican en el Cuyagua. En el L'Incontro, a esa hora en la que se mezclan los últimos cafés con las primeras cañas, también se espera remontar según pasen las horas.

Había ansia entre los medios por contar esta reapertura: entrevistas a propietarios de bares en las teles, y periodistas por la calle. En la concurrida Praza de Abastos, casi vacía en sus puestos y en la zona de bares , cerca de las dos de la tarde, los periodistas de ABC y de la TVG allí presentes suponían buena parte de la afluencia total de la calle en algunos momentos, en un Santiago que por lo demás sí estaba concurrido, con alguna cola en las panaderías, así como frecuentes motos de reparto a domicilio. En el Raíces también se combinaban los pedidos para llevar con las consumiciones «in situ». Han vuelto las tapas de ensaladilla, empanada y callos que tanto echaban de menos sus clientes , pero no se han ido los pedidos por teléfono o vía app. En el caso de las cadenas de comida rápida, sus establecimientos permanecían casi vacíos en la zona del centro de la capital gallega.

Y si la situación es ya difícil en un lugar donde se puede abrir la hostelería hasta el toque de queda y en el interior y el exterior , la cuestión se vuelve todavía mucho más cuesta arriba en las localidades con restricciones máximas. Son 17 concellos, algunos con situaciones complejas que se convierten en verdaderamente curiosas . Es el caso de Narón, pegada a Ferrol, una incomunicada de la otra: el concello naronés está en ese nivel más alto y el departamental en el medio-alto. En el Bar O Tapeo de Narón, Alma define como «una gilipollez» esas restricciones . También recibe el mismo calificativo solo poder abrir la terraza, algo que ella no tiene. Así que sigue con sus platos a domicilio, un servicio con el que de momento se puede ir tirando: «No hay queja», afirma por teléfono.

Terraza sí tienen en el Mesón do Campo, pero la nieve que cayó durante la mañana de este viernes en Vilalba complicaba su uso . Principalmente por el frío. La palabra que más repiten desde los bares de la Galicia aún con fuertes restricciones es la de «resignación». «Hay muy poquita gente, algún café», durante la mañana de ayer, explica Manuel al otro lado de la línea telefónica.

La única ciudad que permanece en el nivel más alto de medidas es Pontevedra. Angélica, en el Bar Estrella, también está resignada, solo pudiendo abrir hasta las 17 horas la terraza. Afortunadamente ella tiene un «pequeño soportal» para poner las mesas. Pero entre las medidas y «este tiempo» no se espera mucha actividad en estas próximas jornadas. En Tui dependen mucho de los concellos cercanos, también de Portugal, con la que hace frontera y que quedó de nuevo cerrada de Galicia hasta el miércoles. Esto hace que muchos locales decidan ni abrir. Al realizar llamadas a diferentes establecimientos resultaba ciertamente dificultoso que alguien se pusiese al otro lado de la línea . En el Café Central de Tui sí cogen, pero no subirán la persiana. «Perimetrados y abriendo solo hasta las 17 horas y con el tiempo que hace [...] nadie va a venir», pronostica, una afirmación a la que bien se le podría aplicar también la palabra «resignación». En su caso, añade, se trata de una cafetería que vive principalmente de la actividad de tarde-noche, por lo que abrir hasta las 17 horas no tiene demasiado sentido.

El tiempo no se avecina demasiado bueno para próximas jornadas, pero los bares y restaurantes esperan hacer caja, en unas fechas que serían de gran actividad por las cenas de empresa. Por el momento, los bares están de vuelta y, si se siguen las normas, probablemente no tendrán que volver a irse.