Coronavirus Galicia: La edad no es un impedimento: jóvenes y mayores, preparados para ayudar

Es por eso que las dos profesionales jubiladas con las que ha hablado ABC están realizando o comenzarán a realizar labores de refuerzo telefónico. Dispuestas a ayudar en lo que sea, su trabajo, por el momento, será el de escuchar e informar. Lo cuenta María del Carmen Silva, de 67 años, jubilada desde hace dos y que trabajó como oncóloga radioterapeuta . Comenzará a atender llamadas, filtradas previamente, para «aliviar el 061 y el número gratuito» que se ha puesto en marcha específicamente para las dudas relacionadas con el coronavirus.

«Se va a tratar un poco de tranquilizar», cuenta a ABC al otro lado del teléfono, aunque recuerda que su labor puede ser fundamental si detectan, al hablar con un ciudadano, algo que pueda hacer «saltar una alarma». Por ello es capital informarse y leer detenidamente la documentación que les han remitido para conocer «cómo es la situación a nivel médico».

Ella no ha comenzado aún la labor, pero quien sí atiende ya sus llamadas telemáticamente es otra médica retirada. Se trata de Inés Raposo, que trabajó en diferentes campos pero ha desarrollado gran parte de su carrera en el CHUAC coruñés dedicándose a la cardiología y la cardiología infantil.

Tiene 70 años y cumple esa importante labor que permite a quienes llaman «escuchar una voz en la que creen». Las dos coinciden en su vocación de servicio público. Y Raposo insiste en la idea de que «nunca dejas de ser médico, lo eres toda tu vida. Se hace lo que sea necesario, lo que puedas» , cuenta a este diario. También lo cree Silva, que opina que «va implícito en el hecho de hacer medicina. A todo el mundo le gusta ayudar, pero en esta profesión va un poco implícita la ayuda».

Y si las tareas que se les pidiesen fuesen mayores, como volver a los centros sanitarios a atender a pacientes, están completamente dispuestas. «A mí, si me necesitan físicamente, por supuesto, sin dudarlo» , narra Silva. «Somos muchísimos los que iríamos , aunque comprendo que en este momento tienen que estar los que están en activo», remarca. Todo ello a pesar de ser un grupo de riesgo, como señala acertadamente Raposo, aunque eso no impida que se pueda «ayudar de muchísimas formas» . Tanto es así que las dos se ofrecieron hace semanas, antes de que la crisis en España se recrudeciese y el Gobierno plantease en el Real Decreto Ley del estado de alarma la reincorporación de profesionales de menos de 70 años.

Un espíritu de idéntica disposición en estos momentos de crisis sanitaria sin precedentes es el que también envuelve a los médicos internos residentes de último año que ingresarán de forma inminente en la plantilla del Sergas debido a las necesidades de personal que imperan ahora mismo. Todos ellos concluyen su formación a finales de mayo , pero su contratación se acelerará con el objetivo de contener lo antes posible los estragos de la enfermedad en Galicia.

Es el caso, por ejemplo, de Javier López Rosell, de 29 años y que ha realizado su especialización en la categoría de medicina interna y comunitaria. Trabaja en el centro de salud de A Parda en Pontevedra, donde estos días, a excepción de casos de urgencia vital, realizan todas sus consultas vía telefónica. «Aunque no son la mayor parte, sí que estamos atendiendo a gente con síntomas de infección respiratoria », afirma.

En el plano personal, López asegura que estos días trata de mantener la calma en la medida de lo posible, consciente de la atipicidad de la situación. «Nos ha coincidido en un momento extraño , porque es cuando concluimos finalmente la etapa formativa para pasar a ser profesionales en activo e independientes», señala.

Los médicos residentes se encuentran a la espera de conocer cuáles serán las atribuciones y el tipo de contrato que el Sergas les formule para su incorporación a la mayor brevedad. Un gran paso que sin embargo algunos, como él, preferirían que se hubiese producido en circunstancias normales. « No lo considero especialmente positivo , y es algo que creo que muchos de nosotros compartimos. Pero toca apechugar y arrimar el hombro, es lo que nos ha tocado y tenemos que estar disponibles para lo que el Sergas necesite de nosotros».

En unos términos muy parecidos se expresa Ana Dacosta, de 27 años. Especializada en pediatría y residente en el Hospital Clínico de Santiago, ella es otra de las profesionales que engrosan la lista. « Estamos dando lo mejor de nosotros y haciendo un gran esfuerzo de cara a la incorporación, tenemos claro que hay unas necesidades profesionales muy grandes y estamos totalmente dispuestos a asumir nuestros nuevos puestos de trabajo», declara.