La financiación del yihadismo se moderniza: activos virtuales, recaudación 'on line', drogas y armas

Los grupos extremistas –señala el documento- exploran permanentemente «diferentes fuentes para financiar sus actividades, incluyendo entre otras la recaudación de fondos en línea, los activos virtuales, las nuevas plataformas financieras, así como el tráfico de drogas, armas y secuestros». La alianza entre el crimen organizado y los terroristas es una realidad, como ha quedado demostrado en distintas operaciones policiales.

La lucha contra el empleo de criptoactivos o criptomonedas o de cualquier innovación financiera, orientada al pago o a la inversión para financiar la actividad terrorista constituye una de las principales líneas para la neutralización de esta amenaza. Se considera imprescindible aumentar la especialización de quienes se dedican a perseguir ese flujo económico (jueces y fiscales, unidades policiales y el resto de organismos con competencias) con el fin de que el análisis económico-patrimonial esté en la base de las investigaciones y se logre la trazabilidad de esos fondos que les permiten seguir actuando. Se propone crear canales de intercambio de información entre organismos e instituciones, tanto públicos como privados, que detecten la utilización de las nuevas tecnologías, además de posibles operaciones de blanqueo de capitales y financiación del terrorismo.

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Gerard Bono

La propaganda terrorista y extremista –se insiste– está en constante evolución, adaptándose a las nuevas tecnologías y métodos en busca de un público más amplio, joven y vulnerable, que permita un mayor impacto en la radicalización. Con este fin emplean plataformas de mensajería encriptada, técnicas de inteligencia artificial y redes sociales, como se ha dicho, muy efectivos para reclutar y radicalizar.

Desde un punto de vista geoestratégico, el Sahel, el Cuerno de África y el Golfo de Guinea se identifican como las principales zonas del África subsahariana donde el terrorismo campa a sus anchas y que afecta «de manera directa» a los intereses nacionales de España, tanto en la amenaza terrorista como en el aumento de los flujos migratorios irregulares «que pueden ser aprovechados por elementos terroristas para dar cobertura a sus desplazamientos».

La lucha contra el terrorismo en el Magreb es una prioridad para nuestro país por su incidencia directa en intereses españoles y en el incremento del riesgo. El documento antiterrorista desgrana los elementos que agrandan esa amenaza: los estrechos vínculos entre yihadistas magrebíes con residentes en nuestro país, el elevado porcentaje de combatientes extranjeros retornados y terroristas detenidos en España con esa procedencia, así como las conexiones «puntuales» entre yihadistas y redes de tráfico de personas, sobre todo en el Mediterráneo central, que aumentan el riesgo de que entren en Europa retornados y otros terroristas, además de individuos «altamente radicalizados».

La alianza entre terroristas y crimen organizado en esta zona ha dado alas a los grupos extremistas proporcionando a las filiales africanas de Daesh y Al Qaida recursos logísticos, armamento y formación. El peligro acecha desde numerosos frentes: Afganistán con el Estado Islámico Provincia de Jorasán (ISKP)y su anhelada expansión a Occidente; la guerra ruso-ucraniana y la circulación de armas y explosivos, así como la guerra Israel y Hamás, el nuevo foco de inestabilidad. Un riesgo «real y directo» de ensanchar la amenaza del terror.