Felipe VI, sobre las víctimas del 11M: «Simbolizan la necesidad de defensa de la libertad y del Estado de Derecho»

«La memoria, junto con la justicia y la verdad, es un compromiso que las sociedades justas contraen con las víctimas del terrorismo para reponer y proteger su dignidad», apuntó el Rey. Puso en valor, además, que «la historia del terrorismo en Europa es la historia de un sufrimiento compartido, pero también de solidaridad entre todos los europeos»; porque «allí donde ha habido un ataque terrorista, siempre ha habido una respuesta social extraordinaria, una actuación inmediata, un gesto amable, una actitud alentadora».

Una reacción, tal y como recordó Don Felipe, que «movilizó por completo» a la sociedad española «ante la tragedia y el horror» hace 20 años en Madrid, cuando la ciudad quedó en silencio en las primeras horas de la mañana del 11 de marzo, cuando diez bombas colocadas en diferentes trenes estallaron en distintos puntos de la capital, en el que se convirtió en el peor atentado terrorista de la historia de España y de la Unión Europea: con 193 personas fallecidas y 1.893 heridos.

Precisamente cada 11 de marzo la Unión Europea conmemora el Día Europeo de Recuerdo a las Víctimas del Terrorismo, que esta mañana —coincidiendo con el aniversario del 11M— se celebró en la Galería de las Colecciones Reales de Madrid.

«Aquel jueves 11 de marzo Madrid fue un verdadero ejemplo de solidaridad que continuamos admirando 20 años después», reconoció Don Felipe, quien recordó la labor de los servicios públicos de emergencia, sanitarios, bomberos… «y de tantos ciudadanos»: «Todos dieron lo mejor de sí mismos para ayudar y atender a los heridos y a los familiares de las víctimas. En la peor situación el ser humano demostró que fue capaz de lo mejor».

El Rey, quien presidió este acto, estuvo acompañado por la Reina Letizia. Ella asintió cuando Don Felipe recordó lo que sintieron al conocer «la terrible noticia»: «en segundos o minutos todos tuvimos clara la naturaleza dolosa y asesina de aquel horror que nos causó al instante un nudo en el estómago; nudo y desasosiego que tardaría mucho tiempo en desaparecer y que, de hecho, pervive al recordarlo».

Los Reyes, por entonces Príncipes de Asturias, y la Reina Sofía acudieron aquella misma tarde del 11 de marzo de 2004 al hospital Gregorio Marañón, al Doce de Octubre y al Clínico para acompañar a las víctimas y sus familias «en aquellas terribles circunstancias». «Recordamos mucho las concentraciones emocionadas y silenciosas que surgieron de manera espontánea por toda nuestra geografía», dijo el Rey. Mencionó también «la multitudinaria manifestación» del 12 de marzo en Madrid, «en la que más de 2 millones de personas mostramos nuestra condena más rotunda a los atentados y nuestro absoluto apoyo a las víctimas».

El acto contó con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y ministros de su Gabinete, como Félix Bolaños (Presidencia) Fernando Grande-Marlaska (Interior), José Manuel Albares (Exteriores) y Oscar Puente (Transportes). Además del Presidente del Senado, Pedro Rollan, y la Presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol.

Sánchez aseguró que el 11 de marzo de 2004 Madrid se convirtió en «una ciudad profundamente herida». Al igual que Felipe VI, Sánchez reconoció que «es necesario recordar» lo que sucedió «pero tiene que ser un acicate para que no se repita». «Tiene que ser un recuerdo activo y movilizador». «Hay que mantener viva la memoria de lo que ocurrió en el pasado para que no se repita. Hay que recordar por una cuestión de dignidad», dijo, mientras habló de cuatro vectores fundamentales para hacerlo: «Memoria, verdad, justicia y reparación».

«Es un día de reivindicación», apuntó Sánchez. Un día en el que «debemos recordar para defender los Derechos Humanos que niegan los terroristas con sus ataques. Debemos hacerlo para perfeccionar los mecanismos de prevención y velar para que nadie pueda verse atraído con las ideas de odio que circulan en redes sociales».

El Rey clausuró una acción que duró algo más de dos horas y que incluyó la intervención del vicepresidente de la Comisión Europea para la Promoción de nuestro modo de vida europeo, Margaritis Schinas, quien destacó que el atentado de Madrid de 2004 «destruyó demasiadas vidas», como los de Barcelona, Roma o Bruselas, entre otros. «La amenaza de todos los terroristas y los totalitarismos es la fuerza de nuestra Democracia», argumentó Schinas. «El terrorismo no nos puede dividir, al contrario: de él tiene que surgir más unión», dijo. Como alto cargo de la UE estuvo también la comisaria de Asuntos de Interior de la Unión Europea, Ylva Johansson.

Todas las autoridades invitadas escucharon los testimonios de la española Ana Cristina López Royo, el esloveno Rudolf Kaniski y la italana Eliana Pavoncello, víctimas de los atentados que sufrieron las ciudades de Madrid (2004), Bruselas (2016) y Roma (1982). Fueron presentados por miembros del Grupo de Trabajo de Víctimas y Supervivientes del Terrorismo de la Unión Europea, una agrupación que depende del departamento de Migración de la Comisión Europea, encargada de organizar estos homenajes a las víctimas que se celebran cada 11M en una ciudad de Europa.

Los tres relataron cómo los ataques terroristas cambiaron sus vidas. Ana Cristina López tendría que haber cogido uno de los trenes que llegaron a Atocha aquel jueves 11 de marzo de 2004. Ese día, sin embargo, le cambiaron el turno y se despidió de su marido mientras ella se quedaba en casa. Él falleció en los ataques. Rudolf Kaniski resultó herido en los atentados de metro de Bruselas. Eliana Pavoncello se encontraba en la sinagoga de Roma cuando estallaron las bombas y su marido murió.

Por ellos, por aquellos que perdieron la vida y con la intención de seguir luchando contra el terrorismo, el Rey agradeció a Ana Cristina López, Rudolf Kaniski y Eliana Pavoncello su «valentía y generosidad». Destacó este tipo de iniciativas como «un pilar fundamental» para la prevención a través de la educación: «impulsar el estudio de la historia del terrorismo en las aulas, y trasladar los testimonios de las víctimas al espacio público es la mejor pedagogía contra dicha radicalización».

En este sentido, el Rey recordó el compromiso de las instituciones en España y la UE para «seguir haciendo todo lo necesario para las víctimas del terrorismo se sientan reconocidas, atendidas y protegidas»: «Es nuestra responsabilidad, nuestra respuesta colectiva a su fortaleza y dignidad, en defensa de la Democracia y la Libertad».