Feijóo no se mueve de gobiernos en solitario y Abascal urge a pactos antes del 23J

Los presidenciables del PP buscan el gobierno en solitario. Por su propio interés en la legislatura que ahora empieza, pero también para contribuir a esa estrategia global de un partido que, para diferenciarse del PSOE y sus aliados, quiere vender que hará todo lo posible para no quedar atado a Vox. Ayer mismo, el líder popular en Aragón, Jorge Azcón, iniciaba una ronda de contactos a la que convocaba en primer lugar al todavía presidente, el socialista Javier Lambán, que no acudió a la cita. «No es bueno que quien todavía es presidente del Gobierno de Aragón se declare en rebeldía democrática», criticó Azcón. El barón popular reclamó al conjunto de grupos, también a Vox, una abstención para poder arrancar la legislatura con un nuevo gobierno «de moderación».

En Cantabria el escenario se clarificó muy pronto con la anunciada abstención del PRC de Miguel Ángel Revilla. María José Sáenz de Buruaga no necesitará a Vox para ser presidenta, aunque ayer Santiago Abascal seguía afeándoselo a los populares: «Vemos con preocupación lo que va a suceder en Cantabria, donde entre la alternativa y la continuidad, el PP va a elegir la continuidad pactando con la corrupción de Revilla». Eso sí, afirmó que eso no condicionará al resto de regiones.

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En Canarias ya se están produciendo los primeros pactos entre el PP y Coalición Canaria. En Baleares, Marga Prohens inició ayer una ronda de contactos con los grupos parlamentarios, incluyendo a PSOE y Vox. Prohens, que suma más que el conjunto de toda la izquierda, insistió en su idea de gobernar sola: «El mandato de los ciudadanos es claro, estamos a cuatro diputados de la mayoría absoluta y no hay alternativa posible». Es un escenario similar al de la Región de Murcia. Fernando López Miras tiene más que toda la izquierda, está a solo dos escaños de la mayoría absoluta y volvió a reclamar ayer «formar un gobierno en solitario». A esto se suman las mayorías absolutas de La Rioja y la Comunidad de Madrid.

Luego están los dos territorios en los que el PP necesita el voto afirmativo de Vox en la investidura: Comunidad Valenciana y Extremadura. Con el añadido, en este último caso, de que el PP fue segunda fuerza. Pero la estrategia aquí sigue siendo la misma: que Carlos Mazón y María Guardiola puedan resolver sus investiduras sin incluir a Vox en sus respectivos gobiernos.

Borja Sémper insistió en la idea de que «hay dos modelos»: el de Pedro Sánchez, que fía su presidencia a reeditar la suma de los últimos cuatro años, frente a la «voluntad declarada y firme» de un gobierno liderado por Alberto Núñez Feijóo «sin otras formaciones políticas».

En el PP defienden que es un escenario «posible» y que el objetivo de aquí al 23 de julio es «seguir ensanchando» su electorado para llegar a un resultado que les permita «gobernar sin otras formaciones políticas». En Génova han dado autonomía a todos los territorios para abordar la negociación. Y, aunque se niega una directriz global de pactos, al contrario que en Vox, lo cierto es que todos comparten objetivo. Lo dejó claro ayer el portavoz de campaña del PP: «Vamos a intentar hasta el final gobiernos solo conformados por el PP. Es nuestro compromiso y nuestra decisión».

El mayor problema al que se enfrentan los populares es que Vox no está dispuesto, como sí sucedió en la Comunidad de Madrid en 2021, a entregar gratis sus votos. Ayer, tras la reunión del Comité de Acción Política del partido, fue Abascal quien compareció ante los medios. Evitó las exigencias y la brocha gorda, e incluso dijo que esperará «con paciencia» y que serán «responsables» para que no peligren las alternativas a la izquierda.

Eso sí, Abascal evidenció que no comparte en absoluto la «estrategia» del PP, como la definió, de aletargar los posibles pactos hasta después de las generales. «No queremos ser como otros que quieren evitar tomar decisiones antes de las elecciones», dijo, y añadió: «Creemos que el mandato es construir una alternativa y nosotros vamos a intentar construir una alternativa en lo local y en lo regional antes de las elecciones». Aun así, el líder de Vox hizo una llamada a la calma.

Abascal no solo se refirió al caso de Cantabria, donde se asume que los populares gobernarán gracias al PRC, sino a Extremadura, donde María Guardiola, la candidata del PP, ha sido muy dura con Vox. «Todavía no le hemos escuchado decir que está dispuesta a construir la alternativa. Solo le hemos escuchado decir que Vox tiene que hacer lo que el PP quiera. Esa no es una posibilidad», alertó Abascal.

Su rueda de prensa fue una combinación de «mano tendida» y «paciencia», «responsabilidad», con un aviso reiterado: la única línea roja para Vox es «el respeto» a sus votantes. Y si ese «respeto» puede hacerse patente antes del 23J, mejor. «No sabemos si el PP está tan decidido a construir esa alternativa. Por nosotros no va a quedar».