El PP defiende la interlocución con Junts por diferenciación con Bildu: «Están en otra galaxia»

Feijóo incluye por primera vez a los presidentes regionales en las reuniones para la investidura

El líder del PP mira más allá de la investidura fallida: «Si no es ahora, será más tarde»

Borja Sémper, vicesecretario popular, este lunes en rueda de prensa EP

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, llamará en las próximas horas al presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez, para concertar una reunión. La Moncloa tiene intención de dar normalidad a ese encuentro y aceptarán la ... cita cuando se produzca el contacto por parte de Génova. Además, como candidato a la investidura, Feijóo tiene previsto realizar una ronda con todos los presidentes autonómicos, así como con todos los grupos parlamentarios salvo Bildu.

Aunque esas reuniones con los partidos con representación en el Congreso de los Diputados no tienen todavía un formato definido, la dirección apunta a que serán pilotadas por Cuca Gamarra. Y en ellas se enmarca el encuentro con Junts. Génova es consciente de que la decisión de incluir a los de Puigdemont como interlocutor en la ronda con los grupos parlamentarios está generando incomodidad en el partido. Especialmente en sectores del PP catalán representados por su actual presidente, Alejandro Fernández.

Borja Sémper ha puesto voz al mensaje que Génova está haciendo llegar estos días respecto a por qué incluir a Junts. Y tiene que ver con no equiparar a ninguna formación con Bildu, con quien sí se vetan los contactos: «Bildu no es equiparable a ninguna otra formación política. Creen que asesinar tuvo una justificación política. Los sitúa en otra galaxia. No hay nadie, por muy descabelladas que sean sus posiciones, que se pueda equiparar».

El PP se mueve en ese doble filo en el que critica la dependencia de Junts por parte del PSOE, y como sus demandas desbordan el marco normativo vigente, con la decisión de mantener conversaciones con ellos. Sémper ha defendido ese eventual encuentro en que debería ser normal siempre al amparo de la institucionalidad del Congreso de los Diputados.

Los populares defienden un modelo de interlocución que no encasille su imagen, pero sin que eso sea sinónimo de modificar sus posiciones de fondo. «Si nos vienen con otro guion, la respuesta será no», aclaró Sémper refiriéndose a que el partido no va a ceder nunca en algo como una ley de amnistía o en la unidad de la nación. Sobre las palabras de Alejandro Fernández, Génova las despacha sin querer reprender públicamente a su líder en Cataluña. «No somos una secta, somos un partido político. Puede haber matices, puede haber tuits», dijo Sémper, que en última instancia insiste en ese plan de fondo de «recuperar la institucionalidad» pudiendo sentarse con un grupo con el que ahora le distancian tantas cosas.

Sémper concede que «está bien que la gente opine o tenga sus opiniones», pero insiste en que «la posición del PP de cara a este proceso es la de siempre», defendiendo que el partido no se esconda en determinados asuntos o ante determinados interlocutores: «¿En qué momento el PP no tiene que salir al ruedo y jugar con firmeza y transparencia? Queremos discrepar cara a cara».

Sánchez irá a la cita con el candidato por «normalidad democrática»

Pedro Sánchez sí irá, esta vez, a la cita con Alberto Núñez Feijóo, el ganador de las elecciones, tras haber rechazado un encuentro similar a principios de agosto hasta que no se constituyesen las Cortes Generales. Fuentes del PSOE trasladan no obstante su profundo desagrado incluso con la forma en que se va a producir la ronda de contactos del líder del PP para su debate de investidura, fijado para el 26 de septiembre, fundamentalmente por el hecho de que sólo vaya a reunirse personalmente con Sánchez y no con el resto de líderes políticos, algo que las citadas fuentes consideran «una falta de respeto y consideración a los grupos y a sus votantes». Estiman los socialistas que estamos ante una investidura «fake» y que «la dimensión de la pérdida de tiempo a la que el candidato Feijóo va a someter al país durante esas semanas crece cada día». Fuentes de Moncloa, menos combativas, hablan de «normalidad democrática» por el encuentro y que, «salvo con Vox», Pedro Sánchez hablará con todos.

Y en todo momento ha diferenciado un eventual contacto entre grupos parlamentarios con las pretensiones negociadoras de los socialistas con Puigdemont, hablando incluso de que en ese caso puede verse una delegación en Waterloo. «Nosotros no vamos a ceder ni un milímetro en la idea de la España constitucional», ni a asumir «ideas descabelladas como la ley de amnistía o un referéndum». Y ha dejado claro que no se plantean ningún contacto con Carles Puigdemont: «No vamos a hacer otras cosas que no sean contactos institucionales amparados por el Congreso de los Diputados».

Sobre la reunión con Sánchez, el PP defiende que los dos grandes partidos tienen «una responsabilidad suplementaria» en el camino de la gobernabilidad del país. Y que, en respeto al mandato de las urnas y tras la designación del Rey, es Alberto Núñez Feijóo quien tiene la responsabilidad de iniciar esos contactos.

El planteamiento que hace Génova, ante el cuestionamiento de que se embarquen en una trayectoria sin opciones de éxito, es que la alternativa era quedarse «cruzados de brazos». Algo que Feijóo descartó casi desde el primer instante al convencerse de que tenía que defender el resultado electoral del PP y el del conjunto de la alternativa a Pedro Sánchez. «No es imposible hasta que no se produzca la votación. Es extraordinariamente difícil».

Para el PP el proceso de investidura es una oportunidad de defender ese proyecto, pero también de encarecer o dejar en evidencia las futuras cesiones que pueda hacer Sánchez. «Es necesario que se visualice el modelo de Feijóo, que quiere acceder a la presidencia del Gobierno pero no a cualquier precio, y el de Sánchez, que sí quiere acceder a cualquier precio», plantean desde Génova. Y en este sentido recordó que en 2017 el PSOE votó contra un intento de tramitar una ley de amnistía. El PP sigue pensando «que no tiene cabida constitucional» y critica el cambio del PSOE, motivado exclusivamente por la necesidad de «dar satisfacción a quien te apoya en una investidura».

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