Dimite uno de los hombres fuertes de la dirección de Ciudadanos tras la crisis del partido en Aragón

Se trata de Ramón Fuertes, hasta ahora coordinador nacional de Comunicación, quien ha dimitido este miércoles por desavenencias con las primeras actuaciones del Comité Permanente resultante del congreso de CS. Fuertes es teniente de alcalde en Teruel, donde en principio iba a repetir como candidato de los liberales en los comicios locales, y desde el arranque de esta nueva etapa, culminada ya la refundación, era el número dos en la parcela comunicativa, solo por detrás del vicesecretario general, Mariano Fuentes.

Este es el primer revés orgánico de relieve para la nueva ejecutiva, tras algunas salidas localizadas, por el rol que estaba llamado a desempeñar Fuertes en CS. Apenas dos meses después de esa asamblea con ánimo de expiación y reinicio, deja sus cargos orgánicos un integrante de la dirección reducida del partido. En un comunicado, el concejal reconoce esas «diferencias internas» que le han llevado a dar ese paso, aunque se despide deseando «lo mejor» a compañeros, afiliados y cargos de CS.

Desde la dirección nacional no han enviado ninguna comunicación oficial al respecto, pero sí apuntan a una decisión personal que nace exclusivamente de Fuertes. Desde el entorno del ya ex coordinador nacional de Comunicación de CS, en conversación con este periódico, explican que la gota que ha colmado el vaso es el procedimiento para resolver la coyuntura en Aragón, que no las personas designadas, pero revelan que ya había «otras diferencias» lo suficientemente relevantes como para tomar una decisión tan drástica.

Fuentes cercanas a la dirección, en declaraciones a ABC, ofrecen otra versión y aseguran que Fuertes, desde la VI Asamblea General, buscaba ser el candidato en las próximas elecciones autonómicas en Aragón. Al ver que no ha sido así, según estas últimas fuentes, su decisión se ha precipitado. Según ha podido saber este diario, su sustituto en el Comité Permanente como coordinador nacional de Comunicación será Alberto Bonilla. Este hizo las veces de jefe de prensa de la candidatura ganadora de las primarias de enero y ahora era un enlace a nivel comunicativo entre partido y Congreso.

Aragón era la única comunidad autónoma donde no se convocó un proceso de primarias, como obligan los estatutos del partido, de cara a las elecciones de mayo. La formación lo justificó en un presunto intento del PP de desestabilizar el proceso interno, con una supuesta pesca de dirigentes de CS para alterar sus comicios a cambio de futuras recompensas. Una teoría que llevó a la dirección nacional a nombrar una gestora provisional, encargada de buscar una solución.

Ese remedio llega este miércoles, sin primarias, y con la designación directa de los candidatos a Aragón, Carlos Ortas, y a Zaragoza, Daniel Pérez Calvo. «El acuerdo es producto de muchas horas de conversaciones entre el partido en Aragón y también con el partido a nivel nacional, dando inicio así a una nueva etapa que afrontamos con energía y responsabilidad», dice la formación liberal en un comunicado, donde remarca que estas eran «las mejores candidaturas posibles para Ciudadanos y para el centro político aragonés».

Ortas, a su vez, es nombrado presidente de CS Aragón. «Ahora lo más importante es mirar hacia fuera y pensar en los aragoneses y, por tanto, desde mi nueva responsabilidad quiero dejar muy claro que lo primero que quiero hacer es un llamamiento a la unión del centro político aragonés», ha declarado el ingeniero técnico industrial, quien en la actualidad es diputado autonómico en las Cortes de Aragón.

Pérez Calvo, por su parte, cambia su destino de la comunidad autónoma, donde fue el candidato de CS en las elecciones autonómicas del 2019, a las que concurrió como uno de los fichajes de Albert Rivera desde la sociedad civil, al Ayuntamiento de Zaragoza. Numerosas voces se alzaron en Aragón contra el ahora alcaldable, quien ya afirmó que no era su intención presentarse a unas primarias fratricidas.

Pérez Calvo tuvo un papel muy relevante en la etapa final de la presidencia de Inés Arrimadas, tras la fallida moción de censura en la Región de Murcia, cuando asumió una de las dos vicesecretarías generales del partido —la otra recayó en manos de Edmundo Bal, entonces «fiel escudero» de la expresidenta de CS— y el área de Comunicación, de la que ahora era número dos el dimitido Fuertes.