Efectos del Brexit: los «guiris» quieren ser de Benidorm

Appleyard es uno de los 72.935 censados de su país en esta provincia, donde se encuentra la comunidad más numerosa , casi un tercio del total (253.928), repartidos fundamentalmente en urbanizaciones de la Vega Baja -Orihuela Costa, Torrevieja y San Fulgencio- y La Marina Alta -Calpe o Jávea-, además de Benidorm, el principal polo turístico, que atrae a la mayoría de los cinco millones de viajeros británicos que transitan por el aeropuerto de Alicante-Elche cada año.

«De momento es una decisión, pero dependemos de las condiciones de esa salida de la Unión Europea, porque nos llega una información parcial», añade Appleyard, quien reconoce que no tiene «ni idea» de qué pasará con su cobertura médica. Trabaja como profesor de inglés para empresas, ahora en el municipio de Ibi.

Otros dos veteranos afincados en la Costa Blanca, testigos del tránsito de visitantes temporales y otros que se quedan, ven el desenlace del Brexit con tranquilidad . Así, Billy Hones, que lleva desde los años 90 en Benidorm y regenta una oficina de información turística especializada en británicos, con las dos banderas -la española y la del Reino Unido- en su fachada, apunta que «no va a cambiar nada» y no teme por su situación personal, además de que no le llegan comentarios de las personas que atiende.

Por su parte, Patricia, una inglesa que trabaja en el Hotel Dynastic, cree que puede que el Brexit se note en el Reino Unido y en otras cosas «como que las frutas y las verduras que importan tengan que comprarlas más caras », mientras poco o nada se notará en Benidorm, donde lleva afincada más de 30 años y seguirá trabajando con normalidad. «La mayoría de nuestros clientes británicos no creo que sepan ni lo que significa ser residente europeo aquí», apostilla.

Otros lo ven con más pesimismo, como el inglés Toni Sweeney, de 48 años, que comentó a Efe que se siente «fastidiado» y está pensando seriamente en aprovecharse de que tiene familia en Irlanda para pedir la nacionalidad de ese país con el fin de seguir siendo ciudadano comunitario. «El resultado es increíble, un salto a lo desconocido que nos deja en el limbo y choca con lo que la gran mayoría de los jóvenes ha votado », añade.

Carol New, profesora de 47 años, asegura por las impresiones que le han transmitido algunos paisanos que hay temor a que la depreciación previsible de la libra esterlina repercuta en su poder adquisitivo al cobrar en esta moneda sus pensiones .

El turismo, en cambio, parece invulnerable a este contratiempo. «Antes de entrar en la Unión Europea ya venían aquí y al entrar en Europa siguieron viniendo igual», afirma Hones, que subraya que España les da «seguridad» y no cree que busquen alternativas como Egipto, por ejemplo.

«Vamos a seguir viniendo como siempre, conozco bastante Benidorm y esto no tiene nada que ver», comenta Tony Scoggins, un jubilado que no oculta el «desastre», y que encaja en el perfil típico de británico en la Costa Blanca . Un pro Brexit como el decorador Martin O’Brien coincide en que no cambiará su hábito de venir.

El presidente de los hoteleros de Benidorm, Toni Mayor, argumenta que «el Reino Unido no es un país bananero» y no buscarán otros destinos solo por la moneda. «¿A dónde se van a ir, al Caribe, a Cabo Verde...?»