El desgaste del mestizaje en el Consell

El campo de batalla por excelencia ha sido la Conselleria de Economía , donde se ha dado una de las combinaciones más complicadas entre su responsable, Rafael Climent (Compromís), y su secretaria autonómica María José Mira (PSPV).

Las desavenencias entre ambos pasaron a ser cada vez más evidentes y la situación estalló en la guerra de los horarios comerciales . Después de que Valencia y Alicante aprobaran las restricciones a la libertad de horarios, Mira decidió suspender la decisión al considerar que hubo errores en la tramitación de ambos expedientes. Esto provocó un choque frontal con la gestión de Climent, que defendía la limitación y que, incluso, acusó a su número dos de haber roto el Pacto del Botánico (el que sustenta al Consell), tal como publicó Valencia Plaza.

La defensa de la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, a Mira (desautorizando así al conseller de Economía) no contribuyó en absoluto a calmar las aguas y, desde entonces, la crisis interna en el departamento no había hecho más que agudizarse, afectando al funcionamiento interno .

Ya en ese momento se habló de poner una solución que sólo podía pasar por un movimiento de sillas y que, finalmente, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha decidido acometer ahora. Mira dejará Economía para pasar a Hacienda como secretaria autonómica de Modelo Económico, un puesto que hasta el momento ocupaba Ángeles Cuenca. Su sustituta en la Conselleria que dirige Climent será Blanca Marín, actual directora general de la Entidad de Infraestructuras de la Generalitat (EIGE).

A la situación de este departamento se unen los altos cargos que se han visto salpicados por diferentes polémicas en los últimos meses. Es el caso de la secretaria autonómica de Sanidad, Dolores Salas , designada por Iniciativa (Compromís) y de la directora general de Internacionalización, Mónica Cucarella , nombrada por el Bloc (también de Compromís).

Salas decidió presentar su dimisión ante la «presión» a la que aseguró haberse visto sometida a causa del contrato de su hija en la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio); mientras, Cucarella fue destituida por su cargo de apoderada en una gasolinera de Alzira denunciada por desobediencia por no haber descontaminado sus instalaciones y que dejó el 24 de junio.

Ambas han sido señaladas internamente por los socialistas para que fueran sustituidas, al igual que ocurrió por parte de Compromís cuando el marido de la consellera de Sanidad, Carmen Montón (PSPV) , renunció a su puesto como gerente en Egevasa. Su nombramiento, en palabras de Oltra, no era «estético» .

Las voces de que el mestizaje resulta innecesario ya se van escuchando con más fuerza, aunque desde el Gobierno valenciano prefieren no entrar oficialmente a admitir los errores. Si en la presentación del balance de un año del Acuerdo del Botánico ya reivindicaron las bondades de esta mezcla, ayer Oltra volvió a desvincular cualquier decisión política al mal funcionamiento de este modelo.

Tanto ella como Puig, expuso, opinan que el mestizaje «ha dado incluso mejor resultado» del que pensaban y que sigue siendo eficaz «como el primer día». «Ningún Gobierno puede presumir de mestizaje como el nuestro, o al menos que yo sepa», seguía defendiendo por la tarde en Twitter.