Los libros de Bachillerato catalanes enseñan una España 'enemiga' de Cataluña y obvian la Constitución

El estudio, en el que los autores han revisado los cinco libros de Historia de España más usados en Cataluña, y los han comparado con tres manuales de otras comunidades y uno de las Baleares, constata que el temario que aprenden los alumnos catalanes es «sensiblemente más reducido» que el que se enseña en el resto de España –comprende solo los siglos XIX y XX, mientras que en otros territorios se parte de la Prehistoria– y se centra en la historia reciente de Cataluña. «Se enseñan contenidos más políticos que históricos», señalan los autores, quienes ven en el temario «un intento del Govern por educar a los alumnos en una determinada ideología».

Analizando los últimos años, en concreto el episodio del referéndum ilegal del 9-N en Cataluña, los autores denuncian que los manuales afirman que «Artur Mas abrió un camino legal con la ley de Consultas, pero que el Tribunal Constitucional prohibió el referéndum, aunque no se dice nada de la ilegalidad del mismo. Asimismo, dan por válidos los resultados de la consulta, cuando todo fue ilegal y sin garantías democráticas».

Aluden también al poco espacio que estos libros otorgan a importantes episodios de la Historia de España. Citan como ejemplo la Guerra de la Independencia. En el manual de la editorial Anaya (uno de los analizados) este hecho histórico se relata en seis páginas, mientras que en el de Barcanova, filial de esta editorial en el resto de comunidades, se explica solo en una página y media. Asimismo, en la primera editorial se tratan temas que en Barcanova ni aparecen, como «España y la 1ª Guerra Mundial» o «la Edad de Plata de la cultura española».

Los textos de Historia que educan a los alumnos catalanes apenas mencionan la Constitución, mientras que se explayan en enseñar el Estatuto y aluden a España y a Cataluña como dos Estados diferentes. Asimismo, se presenta a la lengua catalana como «símbolo de identidad», a los gobernantes españoles como «perseguidores de la cultura, la lengua y la identidad de Cataluña» y «se ensalza a la ideología de izquierdas frente a una derecha mala», señala Berta Romero, una de las autoras del informe. Igualmente distinguen entre el nacionalismo de Franco como «agresivo» y el catalán como «de progreso» (pág. 273-274; 282, Barcanova) y difunden una visión de España «vinculada al atraso», y una de Cataluña «moderna e industrializada».

«Los manuales aleccionan a los alumnos en una determinada ideología política que interesa al gobierno de la comunidad. Al cabo de muy pocos meses de acabar el Bachillerato, los alumnos son futuros votantes», denuncia en declaraciones a ABC el presidente de AMES, Antonio Jimeno, uno de los autores del informe, que antes de presentarse a los medios se expuso a representantes del PP, Cs y Vox. «Los libros no consideran la unidad territorial de España y abogan por la independencia de una región del país. Esto, enseñado a alumnos de estas edades, cuando se están estructurando sus redes neuronales, se convierte en verdad y es peligroso», advierte Jimeno.

El análisis de AMES completa dos anteriores realizados por el sindicato, uno relativo a la etapa de Educación Primaria y otro centrado en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), adelantados por ABC y en los que se llegaba a idénticas conclusiones.

Para corregir esta situación y «evitar que se siga adoctrinando a los alumnos en ideologías incompatibles con la Constitución», los autores del informe piden que se establezca una prueba única al final del Bachillerato, igual para todas las comunidades y dirigida por el Ministerio, y que los contenidos de los libros sean antes autorizados por el Gobierno.