crítica
Si el mundo puede ser un lugar mejor
El violoncelista Pablo Ferrández participa en la 'Diada Pau Casals' con un recital excepcional
Todos los hombres de Pau Casals
Barcelona
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Iniciar sesiónCoincidiendo con la fecha en que Barcelona nombró al célebre violonchelista catalán Pau Casals como hijo predilecto, el 16 de junio de 1934, la fundación que lleva su nombre celebra cada año un concierto protagonizado por algún notable intérprete del mismo instrumento que dio ... a Casals renombre internacional. El evento se lleva a cabo en el Palau de la Música Catalana desde 2013, y en él han participado artistas de la talla de Steven Isserlis, Mischa Maisky, Sol Gabetta, el Cuarteto Casals &y Gautier Capuçon. Este año, cuando se cumplen cincuenta de la muerte del mítico músico, el protagonismo ha recaído en el violonchelista madrileño Pablo Ferrández, a quien sus padres, admiradores del maestro catalán, quisieron ponerle su mismo nombre.
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Música Clásica
'Diada Pau Casals'
- Música: Bruch, Shostakovich, Beethoven, Franck.
- Intérpretes: P. Ferrández, violoncelo; L. Del Valle, piano.
- Fecha: 15 de junio.
- Lugar Palau de la Música, Barcelona.
Ferrández, nacido en 1991, está considerado un más que digno sucesor de Casals y en los últimos años ha pasado de ser una joven promesa a ser un intérprete no solo consolidado, sino reverenciado en todo el mundo. En la Diada Pau Casals demostró una vez más antes el público de Barcelona el porqué. Acompañado de su Stradivarius «Archinto» de 1689 —préstamo vitalicio de un miembro de la Stretton Society— y por el pianista Luis del Valle, propuso un programa excelentemente escogido para la ocasión.
El presidente de la Fundación Pau Casals, Jordi Pardo, en su breve intervención inicial, recordó que el objetivo último de Casals fue siempre que su música estuviese al servicio de la paz. De ahí que fuera invitado a intervenir en varias ocasiones ante las Naciones Unidas y que rechazase presidir la Generalitat de Cataluña en el exilio. Lo razonó en una carta que está expuesta en el Museo Casals de El Vendrell y en la que el maestro reflexiona sobre la libertad que le da lanzar su mensaje mediante el violonchelo y no mediante cargos políticos.
El caso es que Ferrández abrió el concierto con el 'Kol nidrei' de Bruch, obra de 1880 inspirada en una plegaria judía y que después del holocausto nazi se convirtió en prácticamente un memorial ante el horror. Acto seguido, la Sonata para cello en Re menor de Shostakovich, que nos lleva directamente al corazón del sufrimiento por la dictadura stalinista. Ferrández abordó ambas piezas desde un punto de vista especialmente impactante porque dejó hablar a la música. Es fácil, en ambas piezas, sucumbir al dramatismo, abusar del vibrato, sobreactuar y subrayar la emoción en lugares en los que se subraya sola. En 'Kol nidrei', la expresividad se basó en lo atemporal, lo etéreo de la plegaria. En Shostakovich, al lado de la pasión que Ferrández siempre pone en sus interpretaciones, pudimos encontrar también la pulsión de la esperanza, especialmente en el 'Largo'. Enmedio de la desesperación, parece como si el compositor hubiese querido parar el tiempo, como si hubiese encontrado un refugio antes de que llegara el siguiente editorial del temido diario 'Pravda', un refugio en el que el mundo podía ser un lugar mejor, al menos durante un rato. Así, liberado de la retórica del sufrimiento contínuo, Ferrández regaló una lectura contrastada con el resto de movimientos y, precisamente por ello, aún más conmovedora.
En la segunda parte, las 'Variaciones sobre un tema de La Flauta Mágica' en que Beethoven rinde homenaje a Mozart no copiándolo, sino llevándolo más allá. Como Ferrández con Casals. Para terminar, la Sonata en La menor de César Franck, que no está claro si fue concebida primero para violoncello y después se transcribió para violín (la versión hoy más conocida), o viceversa. En cualquier caso, Pau Casals consideraba que la versión original era para violoncello y Ferrández ofreció una vez más una versión brillante, tanto técnica como expresivamente, con la complicidad y eficiencia absolutas de Luís del Valle al piano.
Si el mundo puede (aún) ser un lugar mejor, como soñaba Casals, como anhelaba Shostakovich, probablemente a ese lugar se acceda a través de una sala de conciertos en la que Ferrández esté en el escenario.
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