Artes & Letras

'El Zohar' de Moisés de León

HIJOS DEL OLVIDO - Mosé ben Sem Tob (León, c. 1250-Arévalo, 1305)

Su 'Libro del Esplendor' es una de las obras de la tradición judía que mayor controversia ha generado en el tiempo

Los derechos humanos. En Burgos empezó todo

Fernando Conde

07/11/2023
Actualizado 10/11/2023 a las 10:30h.

Ahora que caigo, creo que los grandes olvidados en esta sección de olvidados por antonomasia son sin duda nuestros abuelos judíos y musulmanes (y Suárez sin recordármelo). Pero seguro que mi compañero convendrá conmigo en que los representantes de aquellos dos pueblos contribuyeron de forma ... manifiesta a configurar no sólo la nación española, sino también -y mucho- nuestro pensamiento, nuestra forma de entender el mundo y la vida, y nuestra manera de afrontar el uno y la otra. Por eso, aunque suponga bucear en profundidades seculares a las que, como en las aguas océanas, la luz llega con mayores dificultades y con menores intensidades, creo que es de justicia traer aquí a algunos de aquellos sabios que hoy son poco conocidos entre nosotros, a pesar de su relevancia histórica.

Y uno de aquellos luceros fue el judío leonés -aunque algunos lo pretendan de Guadalajara, donde efectivamente parece que vivió algunos años- Mosé ben Sem Tob o, como se le conoce por su versión castellanizada, Moisés de León. Se dice que la familia Sem Tob era una familia de sabios, jueces y/o rabinos con enorme predicamento en las diferentes comunidades judías asentadas en Hispania. No existe un consenso sobre la época en que los primeros judíos llegaron a la península. Quizá con la romanización o quizá muchos siglos antes. Pero lo que es seguro es que en el siglo IV ya estaban establecidos en la piel de toro, como atestigua el concilio de Elvira, celebrado por la Iglesia cristiana a principios del siglo IV en esa ciudad romana (Ilíberis, probablemente en el actual Albaicín granadino).

Desde el siglo XI los Sem Tob habían empezado a demostrar un notable predicamento entre los descendientes de Abraham, hasta el punto de que, como señala el médico leonés Agustín-Vicente Suárez Alonso (todos estos Suárez son muy aficionados a la historia. Se lo digo yo), no había un barrio judío que no contara con un Sem Tob como autoridad destacada. Pero hasta mediados del XIII no nacería el más insigne de todos ellos. El joven Moisés se formaría al amparo del rabinato de sus mayores, y es seguro que, como futuro sabio, dedicaría gran parte de su tiempo al estudio del Talmud, como texto primordial, la Torá (lo que para los cristianos es el Pentateuco), el Tanaj o Mikrá, pero también el Séfer Yetsirá o Libro de la Creación, el más antiguo de los tratados hebreos. Un opúsculo -apenas 6 folios actuales- que conecta el misticismo antiguo con la Cábala medieval.

Y he ahí la palabra fundamental que articula este «hijo del olvido». El término Cábala o Kábala aparece por vez primera hacia siglo XI en un escrito del poeta y filósofo Salomón Ibn Gabirol. En hebreo Cábala significa algo así como «tradición», pero también «aceptación». Es decir, suena a prevención. Como si a quien se acerca a los estudios cabalísticos le estuviéramos advirtiendo de que es una tradición que ha de aceptar necesariamente.

La Cábala judía es un término, no obstante, difícil de definir y tal vez aún más difícil de comprender. Arropa tanto teología como filosofía, pero penetrados de un hondo misticismo -que, bien es verdad, no facilita demasiado la tarea al entendimiento-. Y sobre esa Cábala es sobre la que asentará Moisés de León un texto fundamental para la religión judía, el llamado Zohar o Libro del Esplendor. Este libro, concebido como una mezcla de platonismo -o neoplatonismo, sustanciado en Plotino, su principal representante-, gnosticismo y una buena dosis de panteísmo (todo en la naturaleza participa de Dios), es una de las obras de la tradición judía que mayor controversia ha generado en el tiempo.

Empezando por el hecho de que el propio Moisés de León atribuye su autoría original a uno de los grandes sabios hebreos tanaítas o mishnaico -por el periodo en el que vivieron 1 a 220 d. C.-, en una más que intencionada necesidad de otorgar mayor 'auctoritas' a sus propias palabras. Esta apelación a un texto preexistente -que vemos también, por ejemplo, en 'El Quijote'-, es sin embargo refutada por algunos anacronismos, algunas frases y afirmaciones alejadas del judaísmo y algunos conceptos en sí mismos incompatibles con los albores de la era cristiana y, por tanto, con Shimón Bar Yojai, el supuesto autor del Zohar original.

No obstante, el prestigio tanto del Zohar como de su autor es incuestionable. Y no sólo en la posteridad, que alcanzará a lanzar destellos sobre la obra mística de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz, sino también en el propio tiempo de Moisés de León, que obtendría el reconocimiento e, incluso, la veneración de hombres de otras culturas, como los hermanos de la orden de San Francisco de Asís, con los que compartirá su sentido austero de la vida; de otros cabalistas, como el palestino Isaac de Acre; o de preclaros exégetas de su obra como el italiano Ménahem Ricanetti.

Y en ningún caso debemos olvidar que el siglo XIV sería el de los pogromos más sangrientos contra el pueblo hebreo, al que culparon, incluso, de la famosa Peste Negra de 1349, y al que sometieron a verdaderas barbaridades en toda Europa. En toda Europa… menos aquí -así fue, al menos, hasta mediados de ese siglo-, donde la convivencia de las tres grandes culturas occidentales, cristiana, musulmana y judía, ya había dado muestras de su pujanza y su feracidad en la Toledo de Alfonso X, el Sabio.