Nuevo 'hábito' para la Pasión zamorana

Creado por la Junta Pro Semana Santa en 1957 con el fin de conservar y exhibir al público los distintos pasos que desfilan por las calles zamoranas en los días de la Pasión, el museo de Semana Santa de Zamora abría sus puertas el 9 de septiembre de 1964, convirtiéndose en el primero de España dedicado a albergar la iconografía de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Hasta ese momento, lo habitual era venerar a las imágenes en iglesias y templos y mantener los pasos 'desmontados' en distintos locales o paneras, para ser instalados de nuevo en sus mesas procesionales con la llegada de los días santos.

El 18 de septiembre cerraban de forma definitiva las puertas del inmueble, que durante más de medio siglo ha albergado la mayor parte de la iconografía de la Pasión zamorana, así como miles de vivencias y emociones que quedarán atrapadas para siempre entre esos muros a punto de desaparecer.

Zamora, cuyas primeras referencias a la Semana Santa datan de la Edad Media, ha sabido respetar y mantener el carácter primigenio de sus procesiones al que se une el impresionante efecto de sus grupos escultóricos, la mayoría llevados a hombros por los hermanos de paso, especialmente en las procesiones históricas del Jueves y Viernes Santo como la cofradía de la Vera Cruz, cofradía de Jesús Nazareno y Real cofradía del Santo Entierro, cuyos pasos forman el grueso de la colección permanente del museo. Ubicado en la Plaza de Santa María La Nueva, en pleno corazón del casco antiguo de la ciudad, el inmueble albergaba treinta y siete pasos que narran en una completa secuencia iconográfica el relato de la Pasión de Cristo hasta la Resurrección.

Además de obras del gótico flamenco de Gil de Ronza (siglo XVI), el museo custodiaba grupos, imágenes y elementos procesionales de grandes imagineros y escultores de distintas épocas como Ramón Álvarez (el gran 'padre' de la Semana Santa, que en el siglo XIX la configura tal y como se conoce hoy día), Miguel Torija, Ramón Núñez o Aurelio de la Iglesia (finales del XIX); el gran Mariano Benlliure (Zamora conserva su primera obra, 'El Descendido', realizado a los quince años, así como 'Redención', que marca un antes y un después en la imaginería del siglo XX). Y otros grandes autores del siglo XX y XXI como Quintín de Torre, Pérez Comendador y los zamoranos Ricardo Segundo, Ramón Abrantes, Ricardo Flecha, Hipólito Pérez Calvo, Higinio Vázquez, o Antonio Pedrero.

Entre medias, obras del siglo XVII de José Sánchez de la Guerra o de Juan Ruiz de Zumeta completan un paseo por distintos estilos y conceptos artísticos.

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Enseres como cruces de José Luis Coomonte (último Premio de las Artes de Castilla y León), las esquilas del Barandales, túnicas de todas las hermandades, maquetas, un enorme mural de José María Castilviejo; el Vía Crucis del Arte Zamorano o una Piedad de Tomás Crespo (expuestas en el edificio añejo donde se ubicaban las oficinas de la Junta pro Semana Santa); cartelería, instrumentos, medallas o pasos antiguos del siglo XVII sustituidos por grupos más modernos completaban la colección, ahora diseminada en varias sedes como la Catedral e iglesias de Santa María la Nueva, San Andrés, San Esteban, Santa María de La Horta y San Lázaro; la panera de la cofradía de Jesús Nazareno y la panera de la Junta pro Semana Santa.

Allí permanecerá durante la ejecución de las obras mientras los zamoranos despiden con nostalgia el actual edificio y la expectación por ver el nuevo museo, ya adaptado a las necesidades de un centro del siglo XXI.