VÍA PULCHRITUDINIS

Huir

Merece la pena creer que aquí, en Castilla, tenemos futuro porque tenemos pasado y nos pertenece

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HERAS

Ir del aullido de Allen Gingsberg y las mejores mentes de su generación destruidas por la locura para llegar a los Campos de Castilla de Antonio Machado deambulando errático por linderas bajo un sol de fuego era una empresa de titanes en el siglo XX. ... Gritos dispares sobre los que asentar la frustración de un ser humano que se sabía enloquecido en los páramos yermos de una Castilla agorera y sin futuro y la de otro que veía cómo las calles adoquinadas de una civilización sin freno tampoco eran un destino ni siquiera seguro.

Salir de Castilla para ollar las calles de Nueva York o volver de Madrid a Tierra de Campos eran empresas arrebatadoras para quien osara iniciarlas. Cambiar un mundo por otro, ir del ocaso al amanecer en un viaje iniciático cruzando el Atlántico o atravesando la sierra de Guadarrama a lomos de una ilusión, del anhelo de llenar aquello que faltaba en un corazón atemorizado por la soledad de una tierra de labranza o por la también infinita soledad de calles abarrotadas de gente que carecía de rostro.

Hoy cruzar en un AVE esta tierra nuestra de Castilla y salir en poco menos de una hora a un mundo nuevo en la estación de Chamartín ha dejado de ser un reto para convertirse en un hábito diario, en la esencia de nuestra cotidianeidad. Ya no nos damos cuenta de lo que cambia el mundo en a penas una hora de viaje, unos kilómetros al sur, borrar fronteras.

La urbe sigue llena de gritos mudos y las eras lo están de silencios atronadores. La fuerza centrípeta de la gran ciudad nos atrae indefectiblemente aunque cada vez somos más conscientes de que sus gentes huyen porque el asfalto, el acero y el cristal de los relucientes edificios les quema. Esta tierra nuestra, esta Castilla de Machado no es incompatible con la costa Este de Ginsberg o la Castellana del embrujador Madrid pero háganme el favor de guardar el secreto, no cuenten a nadie lo que sienten cuando salen de su portal en esta tierra nuestra y se encuentran con lo de siempre, con eso que cuesta tan poco pero que vale tanto, sentirse parte de lo que tienen alrededor y sentirse dueños de si mismos. Salir y ver los recuerdos de sus muertos en un camino o en un café de provincias. Merece la pena creer que aquí, en Castilla, tenemos futuro porque tenemos pasado y nos pertenece.

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