vía pulchritudinis
La amabilidad de la JMJ
Una manifestación con 600.000 almas sería mas que suficiente para abrir telediarios , pero pierde posibilidades cuando no hay enfrentamientos ni disputas
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Iniciar sesiónLa última vez que me sentí tan joven como para hacer el petate e irme a una Jornada Mundial de la Juventud fue en 2016 cuando el destino nos llevó a Cracovia. Hoy con las ganas intactas pero viendo que ese tren ya partió ... veo cómo miles de jóvenes se ponen en marcha hacia Lisboa para participar en uno de los encuentros que no sólo pueden sino que, estoy seguro, logran cambiar el mundo. A una JMJ acuden el Papa, miles de monjas, curas y, sobre todo, miles jóvenes que, sin nada que esperar, se embarcan en una aventura de la que todos salen, salimos, marcados.
Desconozco si en alguna de las actividades se profundizará en dogmas teológicos o exégesis bíblica pero de lo que estoy seguro es de que habrá amabilidad y, aunque muchos puedan pensar que no hace falta tanto lío para conseguir que la gente sea amable, el viaje merece la pena. Esa amabilidad no sólo es necesaria, es imprescindible porque la JMJ es un lugar donde una marea de chavales todavía afectados por la adolescencia son capaces de olvidar lo que les separa de quien se encuentra a su lado en las interminables esperas, en los albergues, en las eucaristías…. Encontrar lo que une y obviar lo que separa, lo que distancia. Asumir la diversidad racial, económica, cultural o política como punto de encuentro, como el asidero al que agarrarse y que permite descartar en Lisboa el mas mínimo atisbo de exclusión, de rechazo, de bronca. Porque los jóvenes de la JMJ piden por los que están allí, piden por usted y por mí y, sobre todo, ruegan por los que nunca irían, por los que puedan increparles, excluirles. Un joven en la JMJ vivirá estos días la máxima de que quienes están allí son quienes tienen que mantener vivo el diálogo, son quienes tienen impresa en su acreditación la convicción de que el mundo puede ser mejor sin dejar fuera a nadie. Sí, eso es lo que diferencia la JMJ de un macrofestival veraniego o unas elecciones generales de las de ahora aunque sean con urnas y votos.
Una manifestación con 600.000 almas sería mas que suficiente para abrir telediarios y convertirse en trending topic, pero pierde posibilidades cuando no hay enfrentamientos ni disputas sino gente amable que te sonríe al pasar. Eso es lo que le pasa a una JMJ. Puede que la gente amable no tenga futuro pero el mundo será mejor gracias a ellos.
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