VÍA PULCHRITUDINIS
Acuerdos de verdad
No hay que menospreciar las diferencias políticas, y es para eso para lo que la democracia nos regala el diálogo y el consenso
El obispo Nicolás
Un Óscar para Puente
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Iniciar sesiónCastilla y León y Castilla-La Mancha han recibido el reconocimiento público de la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. Las administraciones de ambas comunidades han obtenido exactamente la misma calificación por su atención a la dependencia. Este primer puesto ex aequo pone ... de manifiesto que en las dos regiones los dependientes tienen el mejor nivel de atención aunque todavía quede mucho camino por recorrer para que realmente se pueda decir que no sólo la atención sino la dignidad de quienes precisan de estos servicios está garantizada en nuestro país.
Lo importante no es si los puntos obtenidos son unos u otros o si los baremos son lo suficientemente objetivos como para considerar a cualquiera de las dos Castillas como las líderes en nada sino en el empeño que a ambas les ha llevado hasta este punto. No importa que en una gobierne el popular Alfonso Fernández Mañueco y en otra el socialista Emiliano Garcia-Page, lo que importa, de verdad, es que la política se convierte en realidad con independencia de la ideología que haya tras ella. Puede parecer baladí, pero que socialistas y populares lleguen al unísono a este reconocimiento demuestra cuánto más une a los dos grandes partidos de este país que todo cuanto los separa. El centro ideológico ha sido y debiera seguir siendo la principal seña de identidad de las formaciones políticas con las que más y mejor se identifican los principios, las necesidades y los votos de todos los españoles.
Atender al dependiente está fuera de toda duda y, cuando no interfieren necesidades electorales, tanto PP como PSOE son capaces de hacerlo bien, de responder a las demandas de la inmensa mayoría. Una inmensa mayoría que no se cuantifica por el número de votos que se depositan en las urnas con una u otras siglas, sino por la coincidencia de necesidades vitales de esas en las que no importa que seas rojo o azul.
La Navaja de Ockham asegura que ante dos posibles soluciones a un problema científico complejo lo más probable es que la más sencilla sea la correcta. Pues bien, en la política de nuestro país la solución más sencilla, sin duda, es la de ofrecer a los ciudadanos un espacio en el que todos puedan coincidir. No hay que menospreciar las diferencias políticas, y es para eso para lo que la democracia nos regala el diálogo y el consenso. Una capacidad para el acuerdo basada en el sentido común y también en las mayorías sin por ello tener que arrastrar el sagrado ejercicio de la negociación al del chantaje aceptado por chantajistas y chantajeados como una moneda de cambio válida de cuyos lamentables resultados algunos hacen gala. En este país coincidimos sin necesidad de negociar en mucho más de lo que algunos quieren hacernos creer.
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