El holocausto existió de verdad y 'J'attendrai' nos lo recuerda
'Da la sensación de que estamos ante un tipo de metaliteratura, donde la literatura tiene por objeto la propia literatura, y donde se nos recuerda a los espectadores, de forma reflexiva, que estamos ante una obra de ficción'
TOLEDO
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Iniciar sesión«J'attendrai», la obra de José Ramón Fernández es teatralmente singular. La propuesta es un texto dramático que parece concebido como narrativo. Un personaje aparece de forma recurrente para hablar de la propia composición del relato, ni siquiera lo hace de obra teatral. ... Da la sensación de que estamos ante un tipo de metaliteratura, donde la literatura tiene por objeto la propia literatura, y donde se nos recuerda a los espectadores, de forma reflexiva, que estamos ante una obra de ficción. Por supuesto que él (el autor o el Yo) también juega a problematizar la relación entre esta ficción y la realidad. Y ahí está el meollo de lo que es una historia de amor en el marco del holocausto y el largo tiempo que transcurre después, hasta que uno de los españoles salvados de un campo de exterminio nazi se reencuentra con la nieta de un compañero francés asesinado y reviven la historia. También, colateralmente podríamos hablar de metateatro. Sin embargo, lo realmente importante es que el espectáculo engancha emocionalmente al público y transmite unos valores cívicos en el intramundo de una realidad evocada, positiva, la de la historia de amor, y negativa, la del holocausto.
«Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie», sentenció el escritor y filósofo Theodor Adorno. No obstante, si algo somos, es memoria; y no está de más contar o ficcionar sobre la historia real, para que no haya olvidos. Eso viene a decir el autor de esta obra en su metaficción. La tragedia del holocausto sube a las tablas envuelta en una historia de amor y en las pequeñas historias vitales de un republicano nonagenario que sobrevivió a Mauthausen y que cierra un capítulo de su vida que le ha atormentado durante muchos años, y lo hace visitando un hotelito rural donde vive la nieta de la novia de su amigo Claude, que fue asesinado en el campo de exterminio, y con quien sigue teniendo una deuda moral. J'attendrai es la canción con la que el amigo muerto recordaba a la novia que dejó esperándole y «J'attendrai» se llama el hotelito que regenta la nieta de aquella. En ese encuentro se desarrolla la historia y sobre ellos gira la dramaturgia.
Aunque el fondo de lo trágico es evidente, el autor nos habla de la intrahistoria, de la pequeña historia, de la familiar, y lo hace reconstruyendo la suya propia.
También está la idea de la autoficción del propio autor, José Ramón Fernández, lo que hace aún más compleja la propuesta, pero todo va encajando en las piezas del puzle teatral que compone Emilio del Valle. Siempre nos irá quedando en la vida ese hálito de la canción tan significativa en la obra y en la cultura francesa, que se repite varias veces: «Esperaré». Aunque en ocasiones la realidad puede negar toda esperanza. En esta pieza teatral, sobresale, entre el coro de personajes con sus microhistorias personales, Pepe, el anciano combatiente de la guerra de España y alistado en las tropas francesas antialemanas, marcado por la traumática experiencia de su internamiento y que, lo que son las cosas, también se siente señalado por su entorno y por la sociedad por haber sobrevivido al horror. «Algo habrás hecho», le dicen, más como acusación que como asombro. Pepe vive en carne propia la paradoja de que la sociedad encumbra a la condición de héroes a los muertos y estigmatiza como «sospechosos» a los que tuvieron la «suerte» de sobrevivir.
La dramaturgia luego inventa peripecias que van coincidiendo en escena, la de Pepe y su nieta, la del amigo muerto en el campo de exterminio, la del hotelito de la nieta de la novia del amigo, el caso es invocar vivencias de unos y de otros para mapear la realidad y las emociones de una manera teatral.
Ciertamente abundan más los monólogos con un personaje que habla, mientras los demás permanecen estáticos, que los diálogos. De ahí que el espectáculo tenga mucho de la estética de la narración oral. Lo real, lo recordado, lo evocado y la abundante presencia de lo onírico conforman una trama casi misteriosa que mantiene siempre el interés del espectador. A ello hay que añadir el «Yo» del autor, que actúa de narrador al tiempo que relata las fuentes literarias en las que se ha documentado. En este sentido documentalista, es muy importante para el espectador, por lo que supone darle pistas sobre las fuentes para profundizar en el contexto del holocausto y del final de la II Guerra Mundial.
El trabajo del director, Emilio del Valle, ha debido ser muy motivante y no menos estresante, para hilar una trama con hilos de tan diferentes ovillos. Buen trabajo el suyo en la dramaturgia y en el dibujo de los caracteres de la interpretación, en la que destaca Chema de Miguel como Pepe, que lleva el peso de la obra y lo hace con eficacia. Cristina Gallego, en el papel de Claire, también explota con su buen hacer el plus de popularidad que tiene. Camila Almeda, como Jeaninne, Jorge Muñoz, como Yo, el autor, Paula Ruiz, como Patricia, y Denis Gómez, como Claude, cumplen a la perfección con sus papeles bien definidos. El acordeonista Javier Gordo, siempre en escena como acompañante, quizá debiera moderar los momentos en los que percute el acordeón con la mano, pues impide que se entiendan bien los textos que están diciendo los actores.
La escenografía funcional, la importancia de la música, incluso el tipo de música que se escucha, se canta o se baila, contextualizan perfectamente un trabajo teatral que dejó satisfecho a los espectadores que se dieron cita en el teatro y que agradecieron el trabajo con un largo y cálido aplauso.
Ficha
Título: J'attendrai. Autor: José Ramón Fernández. Dirección: Emilio del Valle. Intérpretes: Chema de Miguel, Jorge Muñoz, Cristina Gallego, Denis Gómez, Camila Almeda, Paula Ruiz y Javier Gordo (acordeonista). Escenografía: Arturo Martín Burgos. Vestuario: Cecilia H. Molano. Iluminación: José Manuel Guerra. Coreografía: Luz Arcas. Audiovisuales: Jorge Muñoz. Producción: (Factoría teatro) Salvador Sanz y Gabriel Blanco. Escenario: Teatro de Rojas.
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