Zozulia encuentra la paz en Albacete

En su cruzada contra Zozulia, los Bukaneros (secundados por toda la afición del Rayo) acudieron al entrenamiento con pancartas como «Vallekas no es lugar para nazis», y no pararon hasta que el club rechazó al jugador. El delantero ucraniano siempre ha negado tal extremo y defiende que, dentro de la guerra civil que vive su país, solo ha prestado ayuda económica para los niños o para comprar medicamentos. Afirma, eso sí, estar orgulloso de ser un patriota.

Tras la traumática salida del Rayo, y después de pasarse todo el año sin jugar, el futbolista fichó por el Albacete a principios de este mes. En el club manchego aseguran que ya «se ha ganado el cariño del vestuario y de todos los empleados del club». ¿Y la afición? «El último día del mercado de fichajes fue publicada una información en la que se decía que estábamos interesados en Zozulia y la reacción de la gente en las redes sociales fue una locura a favor de su contratación. Lo comprobamos en el primer partido (ante el Lugo), cuando salió a calentar, y le aplaudió todo el estadio», relatan las mismas fuentes del club.

José García Molina, presidente de la Peña Manchualba, dice que no hay problema en que Zozulia juegue en el Albacete: «Me parece un buen jugador, es uno de los fichajes más ilusionantes y nunca me voy a meter en política. En su vida personal puede hacer lo que le plazca. Si él lo ha hecho mal, que no lo sé; los Bukaneros, que sí son políticos, lo han hecho peor».

De momento, el delantero ucraniano agradece el cálido recibimiento con goles. El domingo marcó su primer tanto, aunque el Alba perdió contra el Nástic de Tarragona y es último en la clasificación. Se trata del fichaje estrella, un «salto de calidad» para la plantilla, como dijo en su presentación el director deportivo, Nico Rodríguez. Zozulia jugó la Eurocopa de 2012 y en 2015 su equipo, el Dnipro, disputó la final de la Europa League (Zozulia fue baja). Un lujo para un recién ascendido a Segunda División.

Los problemas para el delantero empezaron en el verano de 2016 cuando, al aterrizar en el aeropuerto de Sevilla, algunos medios de comunicación confundieron el dibujo de su camiseta (el escudo de su país) con el del Pravy Sektor, otro grupo de extrema derecha. Para algunos ya iba a ser siempre el futbolista nazi.

En el Betis apenas jugó seis partidos, aunque la plantilla verdiblanca y hasta el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido , se solidarizaron con él después de la mala experiencia en Vallecas. «’Todos somos Zozulia’. Bonito gesto de apoyo de sus compañeros del @RealBetis ante las presiones a quien solo quiere hacer su trabajo», escribió el político en Twitter.

Además del Rayo, varios equipos han rechazado a Zozulia por el mismo motivo. «A causa de las falsas acusaciones, muchos clubes se han negado a ficharle. Teníamos dos ofertas muy específicas de equipos de Suecia. Una de ellas estaba casi firmada, pero se echaron atrás cuando sus hinchas, izquierdistas, amenazaron con tomar medidas», se quejó meses atrás Vladimir Kuzmenko, uno de sus agentes.

Zozulia no ha perdido el tiempo mientras ha estado sin jugar y este verano fundó un club, el Dnipro-1, que compite en la Tercera División ucraniana. A ello le ha ayudado Yuri Bereza, un militar y político de derechas del partido Frente Popular. Después de rescindir contrato con el Betis (que le ha pagado uno de los dos años que le quedaban), el delantero ha llegado libre al Albacete. «Tenía otras ofertas más fuertes económicamente, pero se ha quedado en España porque guarda una asignatura pendiente con la Liga», dicen en el club manchego.