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Vivir Toledo

La presa del Artificio. De Juanelo Turriano a López Vargas

En el siglo XVI, se asumía que el Tajo podía calmar la sed de los toledanos, persistiendo tal uso cuando se ejecutó el plan de López Vargas en 1868

El Artificio de Juanelo hacia 1857 y la Casa Elevadora en 1884. Fotos de la firma Ferrier & Soulier y J. Laurent. Archivo Municipal de Toledo (colección Luis Alba) y IPCE (Archivo Ruiz Vernacci)

Rafael del Cerro Malagón

El suministro de agua a la Toletum romana se afrontó hacia el siglo I d. C. con la presa de Alcantarilla (Mazarambroz), en el río Guajaraz, un canal de casi 40 kilómetros y un acueducto-sifón sobre el Tajo, no lejos del puente ... de Alcántara. Perdida aquella obra, hubo que esperar al siglo XVI para que el cremonés Giovanni ( Juanelo ) Turriano (ca. 1500-1585) lograse elevar caudales del Tajo en el mismo paraje. En 1569, reinando Felipe II, acabó un artilugio hidráulico, alojado en unos edificios graduados desde la orilla del río, que vertía en el Alcázar 400 cargas de agua al día (más de 12.000 litros), sin que la séptima parte llegase a la población según se había convenido. Esto motivó los impagos de la ciudad y continuas quejas del artífice ante el rey. Juanelo trazaría, en 1581, una segunda noria que tampoco le fue compensada debidamente. Tras su muerte, las averías y la incuria llevaron al definitivo abandono del mítico ingenio, en 1617.

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