La Virgen de las Tristezas vuelve al culto con su policromía original

Pasadas las diez de la mañana, las puertas de San Lorenzo se abrieron para recibir a los numerosos fieles y cofrades que ayer besaron las manos de la Virgen de las Tristezas. Presidiendo su capilla, la imagen lucía su renovada policromía, acompañada de diez puntos de luz y dos hermosas jarras de rosas blancas. A su espalda, dos hileras de los populares faroles que portan los nazarenos de la cofradía el Lunes Santo y la imponente imagen del Cristo de Ánimas.

La hermana mayor de la cofradía de Ánimas, Rosario Castelló, confesó su satisfacción por el trabajo realizado, ya que «con ella terminamos la restauración y saneamiento de nuestros dos sagrados titulares para que puedan seguir al culto muchos siglos más». Castelló explicó que «hace unos meses nos dimos cuenta de que tenía algunas rozaduras e imperfecciones y decidimos actuar rápido para proteger a la imagen».

La restauración ha sido realizada por Ana Infante de la Torre, que ya trató al Cristo de las Ánimas el pasado verano. La especialista reconoce que, en este caso, «ha sido un proceso menos laborioso porque la estructura no estaba tan dañada». En líneas generales, la restauradora informó que «se ha aplicado un tratamiento contra los agentes xilófagos (con focos activos), se han reintegrado algunas lagunas apreciadas en el rostrillo y se ha recuperado su policromía original, que había sido modificada con dos retintes».

Además del Besamanos extraordinario, la Hermandad ofreció una Eucaristía de Acción de Gracias para celebrar el regreso de la Virgen de las Tristezas a su templo.