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Apostando a lo imposible

Es probable que la «indisoluble unidad de la Nación española» entre pronto en una zona de relativa indefinición

Álvaro Delgado Gal

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Este lunes tomarán posesión los cuatro nuevos magistrados del Tribunal Constitucional (TC), a lo que seguirá poco después la elección de presidente. Aspiran al cargo Conde-Pumpido y la también progresista María Luisa Balaguer. Es cosa sabida dónde le aprieta el zapato a Conde-Pumpido. ... Pero el perfil de Balaguer tampoco responde al de un defensor a ultranza de la ortodoxia constitucional. Para muestra, un botón: la magistrada acaba de afirmar que hay ocasiones en que el «derecho» debe prevalecer sobre la «ley». La contraposición es significativa. Cuando se diferencia entre «derecho» y «ley», suele entenderse por el primero algo muy parecido a «justicia», la cual, en la práctica, se reduce a «razón política». Es verosímil, a partir de aquí, llegar a la conclusión de que María Luisa Balaguer no descarta soluciones poco compatibles con lo que la Constitución, leída literalmente, parece aconsejar. Resumiendo: el presidente venidero del alto tribunal, ya sea Balaguer, ya Conde-Pumpido, estará abierto a interpretaciones muy flexibles de la Carta Magna. María Luisa Segoviano, la vocal progresista que el bloque conservador del CGPJ se avino por fin a no vetar, está animada, por las trazas, del mismo espíritu. Consultada sobre el derecho de autodeterminación de Cataluña, ha contestado que es un «tema complejo» que «conviene estudiar». Es probable que la «indisoluble unidad de la Nación española», proclamada por el Artículo 2 de la Constitución, entre pronto en una zona de relativa indefinición.

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