Villarejo dice ahora que los audios no los recogía él: «Yo nunca sabía cuándo me estaban grabando»
Reduce a «historias de abuelo cebolleta» algunas de sus polémicas revelaciones
Las grabaciones son un indicio clave, pero no el único en la causa Tándem
El comisario José Manuel Villarejo
Cuando los investigadores entraron en casa del comisario José Manuel Villarejo en noviembre de 2017, comentaban con humor que una fotografía de todos los soportes de grabación y almacenamiento de información que se le intervinieron colocados en orden habría sido un buen resumen ... de la evolución de las tecnologías en España. Villarejo concede que «los temas han ido evolucionando» y que efectivamente, ha vivido avances tecnológicos, pero tiene ahora otra explicación para las miles de horas de conversaciones que atesoraba: «Las grabaciones no las he hecho yo».
En una comparecencia en sede judicial en enero de 2019 Villarejo tuvo que escuchar fragmentos de las cintas de 2017 en las que departía con otras personas sobre aspectos comprometedores de la llamada operación Kitchen. Fue entonces cuando dio un paso más en su versión sobre los célebres audios, que calificó, para empezar, de «grabaciones ilegales».
«Normalmente eran programas de teléfonos que me los activaban y a veces me decían oye, nos interesa si vas a ver a tal juez o a tal fiscal, nos interesa mucho para saber tal cosa, si ves que tal y cual, tú lo activas. Pero fundamentalmente eran programas, que me lo advirtieron y me lo dijeron y yo pensaba que estando trabajando para la seguridad del Estado….», alegó.
Villarejo nunca había dicho abiertamente que los audios no fuesen obra suya. Sí había cambiado su estrategia de defensa renunciando a cualquier asunción de veracidad, bajo la premisa de que habiendo estado en manos del Centro Nacional de Inteligencia -y así, de su declarado enemigo, el exdirector Félix Sanz Roldán -, podían haber sido alterados.
Con todo, venía reconociendo su voz en ellos, igual que lo han hecho otros investigados cuando se les ha sometido a la escucha de las cintas. Sin embargo, en un comunicado lanzado en diciembre de 2019 llegó a asegurar que se había «manipulado de manera muy sutil el contenido» de aquellas cintas «valiéndose los manipuladores de los programas que el CNI tiene tanto para la clonación de voz como para el ataque a servidores y alteración de metadatos».
En esa comparecencia de enero, reconoció su voz, pero dejó esta nueva tesis de que la grabación le era ajena. Preguntado por el fiscal de Anticorrupción Miguel Serrano , acabó volviendo al mismo punto de partida: dijo que «el presidente del CNI» le había propuesto utilizar ese supuesto sistema para grabar conversaciones de forma remota.
«Se grababa para ellos tener información de determinadas cosas », llegó a decir, tras ofrecer al juez un puñado de nombres de pila de supuestos agentes de Inteligencia con los que trataba de estos asuntos, no sin antes advertir de que podían ser tapaderas.
En remoto, por teléfono
«Yo sabía que en cualquier momento lo iban a hacer pero yo nunca sabía cuándo me estaban grabando y cuándo no. Si yo lo hubiera sabido no habría hablado en el tono en el que hablaba, habría buscado otra forma más sutil de exponer mi punto de vista », añadió. Considera que una pericia podría «determinar que prácticamente todas esas conversaciones se han hecho por teléfono y con una serie de programas».
Llama la atención, pues precisamente el uso de una de esas herramientas le puede costar dos años de cárcel en un juzgado de Madrid, donde le acusan de haberse servido de una tecnología similar para captar a distancia una reunión entre agentes del CNI y la Policía Nacional en el caso del Pequeño Nicolás.
En cuanto a lo de buscar mayor sutileza a la hora de expresarse, cabe destacar que durante su interrogatorio sobre Kitchen, Villarejo redujo a historias «de abuelo cebolleta» muchas de las graves afirmaciones sobre políticos y otras personalidades que recogieron esos audios.
«Yo me paso la vida… Tengo que alardear, decir, fantasear… Yo tengo que conseguir información a base de estar todo el día prometiendo y haciendo.. Tendría usted que oírme cuando estoy con terroristas o traficantes de armas o de drogas, imagine lo que llego yo a decir. La literalidad no es en modo alguno con la verdad», apuntó, en un desmarque que choca frontalmente con los abruptos que se escuchan en las grabaciones sobre Kitchen, desarrollada cuatro años antes, y que seguro no ha pasado desapercibido a otros imputados que participaban de esas charlas. « Ya sabe usted como somos los abuelos cebolletas , que nos gusta alardear del pasado y tal».
Las cintas sonarán en los juicios
Pero esos presuntos alardes están grabados y van a acabar llegando a juicio. De las cerca de 30 piezas separadas que tiene la macrocausa Tándem, tres han sido enfiladas ya al banquillo y aunque en dos la Fiscalía Anticorrupción ha alcanzado acuerdos ya de conformidad con los principales acusados, clientes del comisario, en otra, denominada Iron y que versa sobre el espionaje a un bufete de abogados, no está tan claro.
La defensa de los imputados, los socios del despacho Herrero y Asociados, viene cuestionando la validez de los audios como prueba, para empezar, por la custodia: No están en el soporte con el que se grabaron, sino que fueron volcados a un pendrive sin que se pueda confirmar que no se manipularon por el camino.
Como en otras piezas separadas, las cintas no son el único indicio que tienen los investigadores del encargo, dado que en la mayor parte de la causa obra también documental de las facturas y rastro bancario de los pagos, pero sí sirve para apuntalar el delito de cohecho, en tanto que en algunos casos, es determinante para acreditar que el cliente conocía la condición de funcionario público de Villarejo y aún así, le hizo el encargo.
La Sección Tercera de la Sala de lo Penal ya dio por bueno este soporte de audios cuando obligó al juzgado de instrucción a reabrir la investigación de esta pieza separada, pero queda someterlo al plenario en juicio oral. Esa será la primera prueba de fuego.